De la misma manera que el nadador estadounidense Michael Phelps fue la gran estrella de la primera semana de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el jamaiquino Usain Bolt se llevó todos los flashes en la segunda. El velocista logró tres medallas de oro y, por tercer Juego consecutivo, logró el denominado «triple-triple», que es el primer lugar del podio en las pruebas de 100 y 200 metros llanos y la posta 4×100.

Tras lograr su gran objetivo, el Rayo decidió relajarse y disfrutar de uno de los eventos más esperados de la cita olímpica: la final del fútbol masculino entre Brasil y Alemania. Invitado por Neymar, el velocista se ubicó en el palco privado del futbolista y siguió con atención las acciones del partido.

Fanático del fútbol y del Manchester United, Bolt alentó a Brasil y celebró como un local más el gol del delantero del Barcelona, que le dio la ventaja parcial a la Verdeamarela. En la celebración de la conquista, la figura brasileña retribuyó la gentileza del jamaiquino e imitó su típico festejo al finalizar las carreras.

En el palco en el que se ubicó Bolt también estuvieron dirigentes del Barcelona como Javier Bordas, el director de fútbol Raül Sanllehí y el enviado de la entidad catalana en Brasil, Andre Cury. Todos aprovecharon para fotografiarse con el jamaiquino.

Finalmente, el velocista pudo disfrutar de la consagración de Brasil y de la felicidad de su amigo, Neymar, quien pateó el penal decisivo que le dio la primera medalla de oro de la historia al fútbol de Brasil. En su instagram, Bolt lo felicitó por el logro.