La vida puede tener giros inesperados. Esto lo entiende muy bien Salvador Cabañas, aquel ídolo del América de México que, luego de recibir un tiro en la cabeza y quedar al borde de la muerte en enero de 2010, vio como su carrera futbolística se fue a pique y cómo todos los «amigos del campeón» se desaparecieron.

Tras ganarle a la muerte, el goleador jugó en 12 de octubre y General Paraguayo, de la tercera división paraguaya, y enTanabi, de la cuarta de brasileña, pero aquel jugador que tenía todo listo para ir al Mundial de Sudáfrica ya nunca volvió a ser el mismo.

Su vida tampoco fue igual. En 2014 había denunciado que su ex mujer lo dejó por el abogado y que le sacó sus bienes y dinero. Hoy, trabaja como panadero y albañil en su país, disfruta el tiempo con su gente y nota la ausencia de aquellos que estuvieron en las buenas. «Cuando uno está bien, siempre están contigo. Te agradecen y todo. Pero después se olvidan de muchas cosas», contó.

Me doy cuenta ahora que cuando uno juega eres figura y cuando no ya después nadie te hace caso. Es ingrato.
“No tuve contacto con nadie del América, ¿qué le vamos a hacer? Así es la vida», continuó Cabañas, que aseguró que tampoco se acercaron desde la Asociación Paraguaya de Fútbol ni viejos compañeros.

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