Estaba todo preparado en el distrito de entretenimiento Outernet London, situado en el corazón de Soho. Fue ahí donde el Borussia Dortmund celebró su banquete después de la final de la Champions, pero al final no hubo celebración porque faltaba el invitado de honor: la Orejona. Once años después de la derrota en Wembley contra el Bayern, al conjunto westfálico se le volvió a escurrir la Champions entre las manos en la capital londinense tras un partido que necesitará su tiempo hasta ser digerido en el Signal Iduna Park. Tardará en cerrar esa herida porque tuvieron al Real Madrid al borde del precipicio, pero fallaron a la hora de empujarlo.

Fue en lo que coincidieron todos los protagonistas después del pitido final. “Desafortunadamente, no supimos aprovechar esas tres o cuatro buenas oportunidades. Eso es algo que realmente duele hoy”, fueron las palabras del técnico Edin Terzic. Mats Hummels, cuyo futuro sigue en el aire dado que su contrato expiraba a final de temporada, añadió: “No fuimos capaces de marcar y luego encajamos”. Al ser preguntado por el Real Madrid, que aguantó los golpes y sí supo aprovechar su oportunidad cuando se le presentó, el central fue rotundo: “Es lo que hacen siempre, también es una virtud en cierto modo. Tener esa pizca de suerte en los momentos determinantes del partido forma parte de ello”.

Por su parte, el Dortmund volvió a nadar como un campeón para volver a morir en la orilla por segundo año consecutivo. Cabe recordar que solo tenía que imponerse al modesto Mainz en la última jornada de la temporada pasada para haberse proclamado campeón alemán por primera vez desde 2012, pero no pasó de un empate y el Bayern aprovechó el patinazo para arrebatarles la ensaladera en el último suspiro. Ahora, un total de 371 días después, los borussen volvieron a quedarse a las puertas de la que hubiese sido la segunda Champions de su historia. “Podríamos habernos hecho inmortales”, se lamentó Niclas Füllkrug, tanque alemán que no supo impedir que Dani Carvajal adelantara a los blancos de cabeza.

La prensa alemana fue de la misma opinión. “El cuento de hadas negriamarillo sigue inacabado. Al final, la máquina de las finales llamada Real Madrid fue demasiado fuerte para el BVB, que jugó con valentía y calidad durante mucho tiempo, pero terminó quedándose sin fuerzas después de una hora. Como en 2013, el Borussia perdió una final que podría haber caído de cualquier lado”, resumió el rotativo Kicker. El prestigioso Sueddeutsche Zeitung resumió la final con las siguientes palabras: “El Real sigue siendo el Real. Es y sigue siendo un club al que le encanta el drama. La víctima esta vez: el Dortmund, que jugó 45 minutos brillantes, pero no supo aprovechar las mejores oportunidades”. El que no golpea, recibe. Sobre todo contra el Real Madrid.

TOMADO DE DIARIO AS