Una vez escuchadas todas las declaraciones de la tercera sesión, entre las cuales fue la del propio Dani Alves la que acaparó todas las miradas, era el turno de la Fiscalía, la acusación particular y la defensa de aportar las conclusiones finales.  La primera en tomar la palabra era Elisabeth Jiménez, fiscal del caso que, en un inicio, ponía el foco en la veracidad de la declaración de la denunciante.

“El relato es absolutamente creíble. Ha mantenido la misma versión en todo momento”, sostuvo la fiscal. Aunque nadie más que quienes estaban presentes en la sala pudieron escuchar el testimonio de la denunciante el pasado lunes, Jiménez destacó que “el relato ha sido duro”. 

También fue contundente sobre el consentimiento del acto sexual, para el cual la fiscal señalaba que “el hecho de que una mujer acepte una copa o ir a un reservado no implica, evidentemente, que hubiera deseo sexual ni tampoco consentimiento”. Tampoco faltó la ironía en sus conclusiones. “Para ser consentido, el acusado tenía mucha prisa por abandonar el lugar”, puntualizó, haciendo referencia a lo que se vio en la revisión de las pruebas documentales.

Ante la inconsistencia de la versión del procesado, de la cual destacó “un llamativo cambio de versiones” y la imposibilidad de acreditar la cantidad de alcohol que consumió el futbolista esa noche, la fiscal concluía en que “los hechos no son merecedores de una pena mínima”.

Cabe recordar que, antes incluso del juicio, la Fiscalía pedía 9 años de prisión para el futbolista. Después de las conclusiones del Ministerio Fiscal llegaban las de la acusación particular, que también hicieron énfasis en el relato de la denunciante. La letrada, Esther García, hizo saber que “a la denunciante le ha sido muy difícil llegar a este juicio”. “Ha tenido un relato espontáneo, pero constante”, sostuvo la abogada de la denunciante que, según relató el lunes y recordaba García, “denunció por desgracia”.

También hubo un espacio dedicado al consentimiento, apartado en el que la letrada no titubeó. “Me da igual que mi representada le ‘perreara’, como ha explicado el procesado. En el momento en el que entró en el baño, ella dijo ‘no’. El procesado sabía que no quería”, argumentó la abogada.

Finalmente, quien cerró el apartado de conclusiones fue Inés Guardiola, letrada de la defensa. Si el Ministerio Fiscal y la acusación particular veían consistencia y credibilidad en el relato de la denunciante, la defensa vio “incoherencia”. “No se sostiene y ha quedado vacío de toda verosimilitud”, destacó Guardiola.

Tan solo le quedaba pedir para su representado la absolución y, de no concederse, la aplicación de tres atenuantes: por intoxicación etílica, por la reparación del daño y una atenuante analógica, por considerar que se vulneró el derecho fundamental del procesado.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO