El pulso entre PSG y Kylian Mbappé va a más cada día que pase en un culebrón de incierto desenlace y que podría derivar en los juzgados. El club parisino ha decidido apartar del equipo al futbolista, que no viajó a la gira por Asia, como medida de presión para que renueve su contrato o bien acepte ser traspasado este mismo verano. La voluntad del jugador, por el momento, es continuar en el Parque de los Príncipes una campaña más y agotar su contrato, que expira en junio de 2024.

L’Equipe ha informado de que el PSG podría ser sancionado por la Ligue 1 con multas económicas si continúa marginando a su gran estrella, que ya ha recibido el apoyo del Sindicato de Jugadores Profesionales de Francia, de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y de FIFPRO porque sus derechos labores podrían estar en peligro. Mbappé podría denunciar su situación en la comisión legal de la LFP y, si no prospera, incluso a la justicia ordinaria en los tribunales laborales.

«No está de más recordar a los dirigentes que ejercer presión a un asalariado -degradando a sus condiciones de trabajo, por ejemplo- para forzarle a irse o aceptar lo que el empleador quiere constituye acoso moral», avisó el sindicato en un comunicado tras conocerse que Mbappé se había entrenado con los jugadores descartados por el PSG.

Jonas Baer-Hoffmann, presidente de FIFPRO, se ha pronunciado hoy en términos similares para defender a Mbappé. «Tiene todo el derecho a cumplir su contrato y luego decidir donde quiere jugar y trabajar. Es la esencia de la sentencia Bosman y es la libertad que se han ganado los jugadores», ha dicho.

TEXTO TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO