La vida da muchas vueltas y el mundo del deporte no escapa a esta aseveración. Si no, que se lo digan a Ricardo Prasel. El brasileño es  profesional de MMA y el pasado fin de semana debutó en  Polonia en la KSW, la liga de esta disciplina más importante de Europa. Con victoria, por cierto. Pero hace poco más de una década, era uno de los porteros con más proyección de Sudamérica que llegó a pasar por el Chelsea y por el Atlético de Madrid.

La historia no tiene desperdicio.  Formado en el Atlético Paranaense, con sólo 18 años el club inglés se fijó en este guardameta de dos metros de altura y se marchó a Londres. Allí estuvo una temporada compartiendo entrenamientos con el primer equipo, algo que nunca olvidará. «Mi tiempo en el Chelsea fue mágico e inolvidable. En el fútbol, el Chelsea fue mi mejor momento, estaba rodeado de estrellas. Era solo un niño», señala, para luego recordar cómo se quedaba tras los entrenamientos para que Ballack Drogba le lanzasen faltas «todos los días, no faltaban nunca a la cita». «Era imparable», destaca el brasileño sobre el delantero.

Prasel, que sufría bursitis crónica en la cadera, puso rumbo a Bélgica, donde los problemas físicos fueron a más. Jugó en el Eupen y en el Lieja, antes de regresar a Brasil para tratar de solucionar esas molestias. Entrenó con algunos equipos, y entonces recibió la llamada del Atlético de Madrid, que le había seguido con interés.

«En un entrenamiento con el equipo B del Atlético de Madrid en un campo sintético me lesioné. Era un campo muy pesado y como era alto, me causó mucho impacto en las caderas. Empecé a desanimarme», relata con pena Prasel, que tras volver de nuevo a Brasil y de intentar regresar a los campos, decidió colgar los guantes. «Ni siquiera podía entrenar. Me desanimé y decidí parar».

DE LA PORTERÍA AL RING

Pero cosas de la vida, empezó a interesarse por el jiu-jitsu.  Y pensó que podía ganarse la vida peleando. Dicho  y hecho. Tras destacar en Brasil, en 2019 estuvo a punto de llegar a la UFC, pero finalmente no quiso dar el salto. Ahora sí. Y eso que hace una década estaba en la Ciudad Deportiva de Majadahonda vestido de rojiblanco, y dos años antes, a las órdenes de José Mourinho en el Chelsea.