Imaginemos que usted es un jugador de un equipo que ha ganado por un contundente 0-6 y se encuentra en el vestuario a punto de pasar por la ducha. Un tipo del equipo rival entra y va repartiendo billetes de 100 dólares mientras agradece que hayan venido a su país. ¿Los aceptaría? Pues esto tan surrealista ocurrió tras el encuentro de octavos de final de la Liga Concacaf (equivalente a la Europa League) el pasado martes 21 de septiembre entre el Inter Moengotapoe de Surinam y el Olimpia de Honduras. Y como en la época de los móviles todo queda grabado, las imágenes las han visto todos los aficionados del fútbol y también los dirigentes de la Concacaf que han tomado la drástica decisión de excluir al Inter y al Olimpia de la presente edición por “graves infracciones de integridad”. A Ronnie Brunswijk, conocido por ser el Robin Hood de Surinam, vicepresidente del país y actual presidente del Inter Moengotapoe, jugó a sus 60 años 54 minutos del partido, le han sancionado tres años por repartir el dinero.

De nada ha servido que justificase su donación porque el día antes los hondureños tuvieron que cargarse de paciencia al encontrarse tirados en la carretera mientras iban del aeropuerto a su hotel porque el autocar se quedó sin gasolina. Brunswijk alude que el delegado del Olimpia, Omar Madrid le autorizó entrar en el vestuario a lo que Madrid ha negado con rotundidad. Quien tampoco se encontraba dentro era el entrenador Pedro Troglio.

Ronnie Brunswijk desciende de los cimarrones, gente esclavizada que huyó de las plantaciones y se construyó una nueva vida en la selva.

En 1980, Desi Bouterse encabeza un golpe de estado y se proclama presidente de Surinam (Guayana holandesa). Brunswijk le acompaña en la toma del poder y se convierte en su guardaespaldas pero en 1986 pide un aumento de sueldo y ante la negativa de Bouterse decide crear el ‘Comando Jungla’ al este del país desde donde empezará una guerra civil contra Bouterse hasta los acuerdos de paz de 1992 dejando más de 500 muertos por el camino. Para financiar la compra de armamento, a finales de 1984, robó un banco y se llevó 85.000 florines surinameses que distribuyó entre la población porque “no necesitaba tanto dinero”. El ’Comando Jungla’ se convierte en un partido político que arrasa en cada elección regional a la que se presenta.

A partir de entonces, fue seguido por los servicios secretos que descubrieron un entramado de tráfico de drogas por el que fue condenado ‘in absentia’ (sin estar él presente) por un tribunal holandés a ocho años de prisión y con una orden de busca y captura de la Interpol.

En 1992 crea el Inter Moengotapoe y consigue que en los últimos 14 años gane la liga en 11 ocasiones. Empieza siendo entrenador-jugador-presidente a los 31 pero se cansa y pasa a ser solo el capitán del equipo y presidente. En un alarde megalómano, en 2002 construye el Ronnie Brunswijkstadion. En 2012 aparece en una lista de los hombres más ricos de Surinam ya que gestiona la concesión de seis minas de oro que cede al presentarse a las elecciones de 2020 donde apoya al vencedor, Chan Santokhi (jefe de la policía cuando Brunswijk atracó el banco), en una coalición gubernamental y es nombrado vicepresidente del país.

Ha labrado su fama de Robin Hood a lo largo de los años. En una ocasión sobrevoló con un helicóptero su aldea natal lanzando billetes y cuando su equipo ganó la liga se dirigió a los aficionados regalando dinero. Este año sorteó cinco coches entre el personal del hospital donde estuvo ingresado por coronavirus y también pagó el viaje de unos estudiantes surinameses a Cuba para continuar sus estudios.

Por su parte, los jugadores hondureños, que han recibido un severo correctivo de su club que tomará medidas disciplinarias, han donado todo el dinero que recibieron a una ONG de niños con cáncer de su país. Cundió el ejemplo.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO