Lucy Bronze (29 años) se proclamaba el pasado diciembre Mejor Jugadora del Mundo por la FIFA durante la entrega de los Premios ‘The Best’, para convertirse en la primera defensa de la historia en obtener el galardón, tanto en hombres como en mujeres. Todo un hito para esta mujer que ha visto reconocido su talento tras una trayectoria de obstáculos desde que, a los 11 años, decidió ser futbolista profesional.

La historia de Lucia Roberta Tough Bronze (1991) es digna de un guion de Hollywood. Nacida en la localidad de Berwick upon Tweed, veía fútbol con su padre, quien a los diez años le compró la equipación de la selección de su país, Portugal, para que comenzara a ir a los entrenamientos.

Lucy jugaba con su hermano mayor, Jorge, y los amigos de éste al salir del colegio. Se apuntó a un equipo de chicos hasta que la Federación Inglesa decidió retirar los equipos mixtos a partir de los 12 años al considerar que podía ser peligroso para las niñas por los riesgos de lesiones. Fue un severo golpe para una jugadora que ya empezaba a destacar y que, tras ver la popular película ‘Quiero ser como Beckham’, tenía muy claro que se iba a dedicar al fútbol.

Era la única chica que jugaba a fútbol en su región, en un ambiente rural. Por suerte, tanto su madre Diane Bronze como su tía, Julie, decidieron ayudarla en todo lo posible. El sueño de Lucy no podía desvanecerse. Así, tras comprobar que en Estados Unidos el ‘soccer’ profesional femenino sí era posible, se fueron las tres de vacaciones a Carolina del Norte en busca de una oportunidad.

“Ella convirtió nuestras vacaciones de verano familiares en llevarme a ver cómo se trabajaba en estos clubs”, explica Lucy Bronze en una entrevista para la FIFA. Le instaron a volver cuando cumpliera la mayoría de edad, por lo que ingresó con 18 años en la Universidad de North Carolina, donde entrenaba todos los días y jugaba dos veces por semana. Allí entendió que todo era posible.

Antes, se había enrolado con 15 años en la cantera del Sunderland para formarse. De ahí pasó al Everton, Liverpool, Manchester City y durante tres años al Olympique de Lyon, donde se consagró como una estrella y conquistó tres Champions seguidas.

No obstante, no todo fue un camino de rosas. En su etapa en el Everton tuvo que trabajar como camarera en un bar para pagarse los estudios de Ciencias del Deporte, que compaginaba con su labor en los terrenos de juego.

Ahora la defensa inglesa es un icono en su país y ha entrado en la criba de deportistas del año por el diario ‘The Guardian’. Capitana de su país, este verano dejó el Olympique de Lyon para fichar por el Manchester City. Tras ganar el premio a la mejor jugadora de la UEFA y el reciente ‘The Best’, la de Lucy Bronze es una de las historias de superación más emotivas del fútbol femenino.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO