Puede que el único instante de tranquilidad, o de alivio, fue cuando el estadounidense Giovanni Reina anotó el 1-1 parcial. De resto, todo fue una pesadilla, un mal día, un partido para el olvido para Borussia Dortmund, que este sábado, de manera sorpresiva, cayó goleado en su casa a manos de Stuttgart (5-1).
El visitante, práctico, ordenado, inteligente con la pelota, abrió la cuenta de penalti con el cobro de Silas Wanagituka. Hasta ahí todo normal. Ya en la segunda parte comenzó la angustia del local tras el otro tanto de Wanagituka para el 2-1 parcial.
Pero la cosa no paró ahí. Después apareció Philipp Förster y concluyó una acción de primer toque, de romper líneas y de dejar a los jugadores rivales mirando. Y de inmediato las cámaras de la transmisión fueron al rostro de Lucien Favre, que gracias al tapabocas no dejó ver la expresión del momento, la frustración del instante.
Después, con el Dortmund desesperado, vino Tanguy Coulibaly y su desborde por la derecha, su bicicleta para quebrar la cintura del marcador y el remate ajustado e imposible para Roman Bürki y para poner el 4-1, marcador que parecía final, pero que no fue tras un contragolpe impresionante que definió el argentino Nicolás González para el 5-1 (corrió a 35,2 km/h).
Ya en los últimos instantes, el local trató de hacer de la derrota algo más digno, pero no hubo ideas. Y aunque Jadon Sancho tuvo un par de acciones claras, no concretó. El Dortmund extrañó a Earling Haaland, que se recupera de su lesión en Qatar, pero para que concretara las jugadas de ataque, nada más, porque atrás, en la defensa, todo fue un despelote.
Fuente: Directv Sports