La crisis del coronavirus redimensionará el negocio del fútbol afectando a lo más impactante: el precio de los traspasos y el sueldo de los futbolistas. “Habrá una contracción en la lujuria y la exuberancia económica”, explica el catedrático Gay de Liébana . “Los patrocinadores en el mundo del fútbol son empresas de gran consumo que se verán afectadas por esta crisis y esto llevará a un nuevo orden”. El límite en los traspasos se situará en los 100 millones de euros, barrera que se sobrepasó en 2013 con el fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid: el club blanco pagó 101 millones por el galés al Tottenham.

La locura del Manchester United por Pogba en el 2016 fue el previo de un 2017 que fue terrible para el equilibrio del fútbol con los 222 millones de euros que desembolsó el Paris Saint Germain por Neymar y los 145 millones al Mónaco por Mbappé . El mercado se volvió loco y se desfasó con fichajes como Coutinho (135 millones) o Dembélé (120 millones), y los 100 millones de Hazard, por un jugador de 29 años – cumplidos en enero- y que acababa contrato en el 2020, nos pareció una ‘ganga’, o los 112 millones que pagó la Juventus por Cristiano Ronaldo , casi ridículo.

Neymar le costó al PSG 222 millones

La alegría de los clubs para destinar cantidades astronómicas a los fichajes no es sólo un problema de la última década. Florentino Pérez inauguró el término galáctico con los 10.000 millones de las antiguas pesetas -alrededor de 60 millones de euros al cambio pero que en valor actualizado superaría los 80-, siguió con los 11.500 millones de Zidane -77,5 millones de euros- que si lo adecuásemos a la economía actual estarían por encima de los 100 millones.

Cristiano Ronaldo llegó a Madrid por 94 millones. En 2009 parecía una cifra casi insuperable y ese mismo año el FC Barcelona pagó por Zlatan Ibrahimovic 69,5 millones de euros.

Y pensar que Ronaldo el Fenómeno sólo le costó al Barça 19,3 millones de euros o Ronaldinho en pleno despilfarro galáctico, 27 millones…

La crisis del coronavirus nos hará que nos movamos en una ‘economía de guerra’. Gay de Liébana explica que “esta es la tercera gran crisis que nos toca vivir, sucede a la que vivimos con los atentados del 11 de septiembre, la de 2008 que fue de deuda y la del coronavirus, que la calificó de crisis disruptiva porque nadie la ha previsto y muestra la vulnerabilidad de la condición humana”. El experto en economía habla de “cura de humildad ante un consumo alegre y desenfadado”. La burbuja en el mundo del fútbol será una de las primeras que explote, porque la crisis afectará no sólo a los patrocinadores también al taquillaje – no todo el mundo podrá renovar su abono porque estará sufriendo la crisis-.

El coronavirus nos traslada a otra dimensión, “con una reconversión en la economía donde el teletrabajo tendrá más fuerza – como estamos viendo estos días- y donde se consolidará la digitalización total y se perderán determinados puestos de trabajo. Un virus ha parado la economía global, eso provocará cambios seguro”, describe.

Será importante el control de la FIFA en este reordenamiento de la economía del fútbol, frenando a los clubs estado, capaces de sobreponerse a cualquier crisis.

El próximo mercado de fichajes se basará en trueques y todo apunta a que se pondrá un techo máximo de 100 millones de euros para cracks absolutos y que el reajuste seguirá a la baja entre futbolistas de la llamada ‘clase medida’. Se acabó con la lujuria.