Hay un sector en Francia que no está tan entusiasmado con Kylian Mbappé como la mayoría del mundo. Eso se debe a su actitud durante la última campaña, desde que ganó el Mundial y pasó de ser una promesa a ser una estrella consagrada a sus 20 años de edad. En Le Parisien, Dominique Sévérac habla de ello en un artículo titulado "Mbappé, ¿cuándo te vas de vacaciones?", criticando varios aspectos en los que el comportamiento del delantero del PSG deja mucho que desear.
Primero habla del último encuentro con Francia, en el que perdió 22 balones durante el partido, su peor marca con Francia: "Es un récord que no esperaba ganar. Quizás sea la peor de sus 32 actuaciones, multiplicando las acciones individuales en lugar de las colectivas. Y las acciones que inició bien las echó a perder por egoísmo o falta de lucidez". Añade además que en el anterior partido, el amistoso ante Bolivia, "ya mostró algunos síntomas alarmantes".
El autor explica que en ocasiones ha perdido la concentración y que eso le ha llevado a perjudicar a su equipo, como es el caso de las expulsiones ante Nimes y Rennes: "Ahora sufre la famosa reacción tras el Mundial. A lo largo de la temporada mostró una fiebre inusual traducida en acciones de tarjeta roja contra el Nimes en agosto y recientemente contra el Rennes".
Y la cosa va más allá, ya que piensan que se nota incluso en su estado anímico: "Por su lenguaje corporal, el rey de Bondy (su barrio) sonríe poco últimamente. En el día anterior al entrenamiento (del amistoso de Nantes), parecía más interesado en los tiros a puerta que en los ejercicios físicos, poniendo poca participación y entusiasmo en el calentamiento. Tal vez se saturó".
Sévérac cuenta que ese cambio puede notarse cuando las cosas no le salen bien y pone de ejemplo el aviso que dejó al club: "El mal puede estar en otra parte, cuando las cosas no le salen como quiere, se cierra más de lo que se abre. Su asistencia a los premios de la UNFP, en la que pedía más responsabilidad, a menudo se percibía como pretenciosa, mientras que él decía hablar por el bien del club. Acababa de perder la Bota de Oro ante Messi y no está acostumbrado a terminar segundo. No lo digirió. Odia perder y a veces parece un niño que se enfada tras una mala noche".
A raíz de ello, termina hablando de lo que le puede perjudicar su comportamiento y de lo que debería hacer Didier Deschamps en el próximo partido de Francia: "Algunos ven una falta de humildad. Un pensamiento que a veces se cruza con sus compañeros en la selección. Mañana tal vez le preocupen las rotaciones de Deschamps, ya que no ha sido suplente desde el 26 de junio de 2018".