La investigación sugiere que la intención de las operaciones era construir propaganda falsa de cada sede rival con campañas de difamación de la conciencia de las poblaciones: la estrategia era fabricar una idea de desinterés y falta de apoyo de los ciudadanos de cada país candidato a la organización del Mundial a través de «fake news». Este factor es indispensable en el criterio de adjudicación de la FIFA: la aprobación de la propia población es determinante en cada votación.

Según las normas de ética del ente rector del fútbol global, los candidatos no pueden realizar «cualquier declaración escrita u oral, ya sea adversa o no, sobre las propuestas de cualquier otra asociación miembro». En 2014, luego de que se revelara el país anfitrión del Mundial de 2022, el mismo medio británico ya había denunciado la compra de votos del comité catarí.

La acusación derivó en una investigación de dos años de una comisión de la FIFA conducida por el abogado estadounidense Michael García que terminó de exonerar la candidatura de Qatar. Estos nuevos documentos que denuncian maniobras de sabotaje podrían reabrir los procesos de averiguación del comité catarí.

La campaña de desprestigio se habría tejido con diferentes tipos de técnicas. En los correos electrónicos que difunde The Sunday Times, queda expuesto un académico que recibió nueve mil dólares para redactar y distribuir entre los medios un informe periodístico sobre el costo económico que debería afrontar Estados Unidos para hospedar una Copa del Mundo. De la misma manera que fueron reclutados profesores de educación física del país norteamericano para reclamarles a los representantes del congreso que los fondos destinados al Mundial serían mejor invertidos en el desarrollo de los deportes en las escuelas.

La acusación también denuncia que destacados comunicadores, periodistas y blogueros sirvieron para desacreditar las oportunidades de cada postulación, bajo coordinación de la firma de relaciones públicas Brown Lloyd Jones o BLJ Worldwide, que habrían incurrido incluso -según la investigación periodística- en operaciones de espionaje e inteligencia. En un correo enviado por BLJ a Ahmed Nimeh, un asesor senior de Qatar 2022, detalla que «durante los últimos cuatro meses, hemos emprendido una extensa campaña para socavar las candidaturas 2018/2022 de los países competidores». La campaña también tuvo foco en Australia: protestas teóricamente espontáneas y comunitarias en partidos de rugby fueron parte del entramado.

La FIFA respondió. «Una minuciosa investigación fue conducida por Michael García y sus conclusiones están disponibles en el informe», explicó en un comunicado de defensa ante la acusación periodística. El Comité Supremo de Organización y Legado de Qatar 2022 también se refirió a la polémica. Dijo que rechaza cada una y todas las acusaciones presentadas por The Sunday Times» y recuerda que ya fueron absueltos en una investigación previa: «hemos sido minuciosamente investigados y hemos sido abiertos con toda la información relacionada a nuestra postulación, incluyendo con la investigación oficial encabezada por el fiscal de EE.UU., Michael García».