Sebastián Abreu y Luis Suárez han logrado forjar una fuerte amistad gracias al fútbol. Lucho se sumó en 2005 a la Primera de Nacional de Montevideo, donde el Loco ya venía destacándose desde hace rato (con intermitencias por sus pases a Cruz Azul y al América), y no tardó en entrar en confianza con el Loco. Además, compartieron muchos viajes y partidos con la Selección uruguaya, con la cual además ganaron la Copa América 2011. Esa relación dejó una anécdota, que el flamante récord Guinness (26 clubes distintos como profesional) se encargó de contar.

«Cuando paso a México (a Cruz Azul en 2002), él iba a ocupar mi posición. Entonces, con los términos que nos manejamos, que yo le digo hijito, él me dice papi, le digo: ‘Bueno, hijito, a ver si ahora que papi se va, se anima a jugar con la 13’. Y él me dice: ‘Sí, ¿cómo no? Claro que me da’. Lo que él no iba a saber es que iba a tener un semestre tan malo que no iban a querer que jugara más, que lo iban a catalogar como un fracaso, y al siguiente semestre cambie por la 9, empiece a hacer goles de todos colores, salga campeón uruguayo, haga goles clásicos, en finales y sea vendido a Holanda», reveló en una entrevista con Radio Marca.

Y aprovechó para picantear un poquito a Lucho: «Ahí le quedó ese tema pendiente que se lo recuerdo. Mucho huevo que muestra en los partidos y que no le tiene miedo a nada, pero que con la 13 del Locudo, no pudo. Esperemos que cuando pueda volver a Nacional, pueda romper se maleficio con mi número».

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«Tenemos una amistad a nivel familiar. Todo lo que ha generado y va a generar es satisfacción para todos. En Nacional ya se le veían las condiciones de fútbol de potrero, de sacarse la marca rápido y definir con cualquier parte del pie», cerró.