El 28 de noviembre, el vuelo 2933 de la compañía LAMIA se precipitó en Colombia antes de llegar a destino y causó la muerte de 71 personas, la mayoría jugadores, cuerpo técnico y miembros del club Chapecoense.

La tragedia marcó para siempre la historia de la institución del estado de Santa Catarina y los corazones de los ciudadanos brasileños, que este verano han sorprendido a los trabajadores del club.

El estadio Arena Condá se ha convertido en un centro turístico para una ciudad como Chapecó que no está acostumbrada a recibir viajeros, debido a su lejanía de la costa.

«La demanda es tal alta que sólo quedan camisetas grandes. Mucha gente de afuera sale a la ruta para venir a conocer nuestro lugar y terminan entrando a la tienda a llevarse algún recuerdo o un regalo», comentó uno de los trabajadores del club al periódico brasileño O Globo.

Además de recorrer las instalaciones del club, los turistas dejan ofrendas, como velas y flores, en las puertas del estadio en homenaje a los futbolistas que perdieron la vida en el accidente.

Sólo seis personas sobrevivieron a la tragedia, de las cuales tres eran jugadores del Chapecoense: Alan Ruschel, Jackson Follman, Helio Neto.