Un niño de 10 años guió al equipo de rescate en la zona donde se accidentó el avión que transportaba al Chapecoense, coordinando exitosamente la evacuación de uno de los supervivientes, el jugador brasileño Alan Ruschel .

Así lo relata a Efe Sergio Marulanda, uno de los lugareños cooperantes: «cuando estábamos aparcando las camionetas llegó un niño y nos dijo que a unos heridos los estaban sacando por otro lado».

El lugar en el que se estrelló el avión del Chapecoense

El avión en el que viajaban los del Chapecoense se estrelló en un terreno agreste conocido como Cerro El Gordo a pocos kilómetros del municipio de La Ceja (Colombia). De hecho, si el accidente hubiera ocurrido 60 segundos más tarde, el avión hubiera impactado de pleno con las viviendas colindantes de la localidad y la tragedia hubiera sido mucho mayor.

Cómo fue el rescate de los del Chapecoense

Además del niño de 10 años, el hermano del médico de la región, Sergio Marulanda, y sus amigos se convirtieron en héroes al presentarse voluntariamente con sus coches en la zona en la que se accidentó el avión. Las tareas de rescate empezaron 2 horas después de la colisión del Avro Regional RJ85, de la aerolínea

«Un policía me dijo: ‘usted es el primero en llegar, suba al niño en la camioneta y vaya a recoger los heridos'», recuerda Marulanda, oriundo de La Unión e hincha de Atlético Nacional.

De las 77 personas que viajaban en el avión. 71 murieron y 6 han sobrevivido: 3 jugadores, una azafata, un técnico y un periodista. El portero Marcos Danilo también fue rescatado con vida pero lamentablemente los médicos no pudieron hacer nada por ayudarle.

El rescate de Alan Ruschel

En medio de la «impactante» escena, compuesta por un avión totalmente desintegrado, cuerpos diseminados y el fuselaje esparcido en al menos cien metros de diámetro, Marulanda recibió en su camioneta a Ruschel junto a socorristas que luchaban por estabilizarlo.

«Lo subieron arropado, preguntó por su familia y sus amigos, dijo que le dolía mucho la cadera porque tenía una fractura», acotó sobre ese primer milagro que entregó la montaña.

En el lugar se apreciaban trozos de la indumentaria verde del Chapecoense que contrastaba con el color naranja de los balones coperos que nunca rodaron en el entrenamiento que tenía planificado el técnico Caio Júnior con sus dirigidos en Medellín un día antes del primer partido de la final de la Sudamericana ante Nacional.