Morientes, Eto’o, Morata. La lista de exmadridistas que han convertido el Bernabéu en una pesadilla es alargada. Normal en un club en el que solo sobreviven algunos (y otros, siendo grandes futbolistas, no encuentran espacio).

Morata volvió a marcar y no lo celebró. Era el gol que valía una final y no lo gritó. Le pudo más el corazón blanco y sobre esto comentó «No lo celebré y lo volvería a hacer mil veces, es una sensación rara, agridulce. Me ha costado centrarme en los dos partidos. Antes de salir he tenido que pararme y pensar porque en el campo hay muchos amigos, porque al principio parecía que estaba en un entrenamiento».

Hay que volver a las palabras de Morata para saber lo que ha tenido que pasar por su cabeza en esta semifinal donde se convirtió en el verdugo de los Merengues «Ha sido difícil para mí jugar los dos partidos, pero así es la vida y así es el fútbol».