Escenario clásico de los torneo de verano, donde habitualmente y aún con las restricciones River y Boca han jugado con 40 mil personas y con hinchas de ambos clubes, el estadio José María Minella recibió por primera vez público visitante en Primera y se registró un lamentable hecho. La violencia volvió a escena. Un centenar de hinchas de Lanús, que se instaló temprano en la Popular Sur, alcanzó para abrigar al desconocido que lanzó la piedra que dio en el ojo derecho de Pablo Lugüercio, delantero de Aldosivi, quien detrás del arco terminaba con sus compañeros los ejercicios previos al inicio del partido que cerraba la fecha.
Úlcera de córnea fue el diagnóstico que recibió casi a medianoche, cuando pudo ser atendido por un especialista en una clínica oftalmológica de la ciudad. Pudo volver a su casa con recomendación de reposo, tratamiento farmacológico al menos por el resto de la semana, algo de dolor y, por sobre todo, muchísima bronca.
El árbitro Ariel Penel estuvo a punto de decidir la suspensión del partido, que se jugó en buena medida por la predisposición del propio lesionado, que se creyó recuperado y que terminó con victoria por 3-1 de Aldosivi. "Hagan lo que crean que corresponda", fue el mensaje que llegó desde la dirigencia de Lanús, resignada incluso a eventuales sanciones ante la responsabilidad de sus seguidores en esta insólita agresión. También los mellizos Barros Schelotto y el médico del plantel granate se cruzaron al vestuario local en gesto de solidaridad y apoyo al jugador.
Con algo de hielo y medicación para aliviar el dolor, Lugüercio pudo sobrellevar casi 50 minutos en la cancha con una actuación destacada. "Se me nubla la vista", le avisó a su entrenador, que no dudó en sustituirlo por Mariano Seccafien, cuando apenas se habían jugado siete minutos del complemento.
Mientras Aldosivi terminaba de consumar la que quizás fue su mejor producción futbolística en el torneo, el experimentado futbolista viajaba en el auto del gerente del club, Cristian Damico, rumbo al consultorio donde constataron que la lesión no era de gravedad, pero sí de cuidado.
Esta vuelta de los visitantes a Mar del Plata parecía no acarrear problemas. Lanús llevó a la cancha unos 400 hinchas. Quizás algunos más. Casi uno por cada uno de los 415 efectivos afectados al operativo contratado por Aldosivi, a los que habitualmente suma seguridad privada. Sin sensatez, ante la irracionalidad, queda claro que no hay policía que alcance.