Friday, December 27, 2024
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Un argentino pasa de jugar en el Real Madrid a conducir camiones

En el año 2002, se convocó un concurso televisivo llamado "Camino a la gloria", una especie de talent show futbolístico con el objetivo de seleccionar a un futuro crack. El premio era gordo: probar en el Real Madrid y tener la posibilidad de ganarse un contrato.

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A las pruebas se presentaron más de 12.000 chavales, y de entre todos ellos, el elegido final fue Aimar Centeno, un joven argentino que por aquel entonces tenía apenas 16 años, y cuya vida cambio radicalmente.

Con Makelele, Ronaldo, Cambiasso...

Centeno dejó los estudios y se centró en su carrera futbolística. Hizo las maletas y cambió de casa y continente para llegar a Madrid y entrenar directamente con el primer equipo.

"Fue algo impensado para un chico de 16 años. Butragueño y Valdano me dieron la bienvenida. Me acuerdo que les di la mano a Makelele y Ronaldo. También hablé con Del Bosque y Cambiasso. Fue una linda experiencia", relató más tarde el joven.

Sin embargo, el destino que le había puesto la miel en los labios fue cruel con él, y se lesionó en su primer entrenamiento del período de prueba: "Me lesioné el primer día. Me agarré un pinchazo en el abductor y apenas he entrenado", dijo entonces, confiando en que "vine para disfrutar y para quedarme. Aún no ha terminado el plazo".

Sin embargo, esa lesión le impidió convencer a los técnicos del Real Madrid y su tiempo de prueba pasó sin que apenas hubiera podido entrenar con el equipo para así ganarse un sitio aunque fuera en el filial blanco.

Probó en River, con Falcao y Augusto

Acabada su andanza en España, volvió a Argentina y su sueño pareció despegar. River Plate le ofreció una prueba para su segundo equipo, en el que coincidió con Augusto Fernández y Radamel Falcao. Pero tampoco cuajó.

Tras un año en las categorías inferiores de Chacarita, abandonó definitivamente su sueño de ser futbolista profesional, y tan solo 2 años después de ganar "Camino a la gloria" empezó a trabajar en distintos trabajos como conserje, vendedor de refrescos o en una droguería, dejando el fútbol como su hobby en distintos equipos de categorías modestas.

Ahora es conductor de camiones

Ahora, 15 años después de ese sueño que se le quedó tan cerca, Aimar Centeno se gana la vida conduciendo camiones pesados, con la espinita clavada de su paso por el fútbol español.

El joven, que sigue teniendo apenas 31 años, reflexiona: "Sabía que no era una prueba más, que no era fácil y que era una posibilidad muy grande la de no quedar. No soy de mirar atrás, soy consciente de dónde estaba".

Ya durante su breve estancia en el Madrid, dejó claro que intentaría quedarse, pero que si no lo lograba, para él no sería el final: "Seguiría viviendo bien, pero con una espina clavada".

NTF