Lamine Yamal sigue sin levantar el pie del acelerador y su juego sigue asombrando a todos semana a semana. Sin darle importancia a su 'sequía' en liga, porque es una estadística sin relevancia en cuanto ves su rendimiento cada jornada, el de Rocafonda con 17 años ya puede ser considerado uno de los mejores del mundo y a su corta edad ya puede presumir de ser campeón de LaLiga, de la Eurocopa y de la Supercopa de España. El joven atendió a UEFA.com para repasar como están siendo sus inicios y como ha madurado durante todo este tiempo en la élite.
El canterano sigue arraigado a su barrio, Rocafonda, un origen que sigue arraigado mucho en su día a día, tal como se ve cuando marca, ya que hace el '304' del código postal: "Tiene el mismo significado. Es el barrio y la cultura que tenemos en este barrio. Allí convivimos muchas culturas diferentes, pero al final somos todos como hermanos, somos todos de la misma madre. Sigo teniendo el mismo 'feeling'. Cuando voy a verlos estoy muy tranquilo, nadie me molesta, y es mi sitio para descansar. Es donde estoy tranquilo. Puedo desconectar y me da fuerzas".
Con 17 años, el futbolista no solo ha cambiado físicamente desde que debutó, sino que también ha ido madurando durante todo este tiempo, cogiendo más confianza y atreviéndose a hacer más cosas: "Ha cambiado mucho. Ahora tengo más confianza y hago más cosas de las que hacía antes. Antes jugaba más fácil, hacía lo que tocaba en cada momento. Ahora intento disfrutar más e inspirarme en mí mismo, y hacer lo que me apetece en cada momento. Creo que juego con más confianza".
Lamine no se fija en los números y lo que a él más le gusta es poder hacer disfrutar a los aficionados, ya que es lo que más le gusta al joven cuando se pone a ver un partido: "Creo que la clave es pensar en uno mismo, en tratar de hacer lo mejor para el equipo y para ti. No soy un jugador que miro mucho las estadísticas, yo juego para disfrutar, para que la gente disfrute y para ganar, obviamente. No me fijo en si otro tiene más o menos que yo. Cuando veo un partido de fútbol de otro equipo, quiero disfrutar, quiero ver a jugadores que encaran… Eso es lo que intento cuando la gente viene al campo, que vean un partido divertido. Al final se trata de disfrutar yo para que la gente disfrute".
Habló también de Hansi Flick, una figura que está siendo muy importante en su crecimiento sobre el campo: "Es una persona muy amable, con la que puedes hablar. Te pregunta cómo estás, te enseña mucho, he aprendido mucho con él. Y eso hace que sea respetado como entrenador y como persona. Es como lo veis, es estricto pero a la vez sabe entender lo que necesita cada jugador en cada momento. Cuando se trata de conceptos defensivos sí que me pide ciertas cosas, pero en la parcela ofensiva no me dice mucho, sólo que disfrute y ya está. Esa es la confianza que nos da".
La popularidad de Lamine incrementó exponencialmente tras su gran Eurocopa el pasado verano, una competición que le cambió la vida: "Me cambia a mí y también al rival. Antes era como un niño, pero desde que he ganado la EURO todo es diferente. Ya no parezco un niño, voy con más confianza. Cuando ganas un título, todos los jugadores damos un paso más, y eso se nota. Recuerdo fragmentos del gol contra Francia. Vi que daba al palo y era gol. Recuerdo la celebración y que mi madre estaba llorando en la grada".
Tras ese título, reconoce que le ha cambiado la vida y la fama le impide ya hacer muchas cosas cuotidianas que antes sí podía hacer: "Es diferente. Cada sitio al que voy ahora, cada persona que me cruzo… Sé que sabe quién soy. Antes podía viajar normal en avión, y ahora es muy complicado ir por el aeropuerto. Es algo para estar orgulloso, pero a la vez también es difícil porque no tengo una vida normal. No puedo ir con mi hermano a pasear, o con mi madre a tomar algo. La fama te da cosas buenas y cosas malas".
A pesar de que quiere ganar todos los títulos, el joven confesó que la Champions y el Mundial son especiales: "Hay dos competiciones en las que si marcas un gol estás mucho más feliz que en las otras, y son la Champions League y el Mundial. Son las dos competiciones más importantes. Cuando suena el himno de la Champions, a todo el mundo se le pone la piel de gallina. Marqué contra el Monaco y la Atalanta, y nunca había tenido esa sensación, solo en la EURO con el gol ante Francia".
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO