Perdió una final europea (venía invicto en Champions, Europa League y Conference League) y, como era de esperarse, desató su furia en el Puskas Arena, de Budapest.

A The Special One no solo se lo vio molesto en el campo de juego, si no que antes de regresar al hotel con el plantel de la Roma fue a buscar a los árbitros al estacionamiento del estadio para insultarlos y decirles de todo.

Mou, que tras la premiación en el terreno de juego se sacó la medalla y la tiró a la tribuna, fue muy crítico del arbitraje del inglés Anthony Taylor. «Nos vamos a casa muertos por una injusticia. Pero fue un gran partido, una gran final. El árbitro parecía español, tantas tarjetas amarillas. Y luego cuando le tenía que sacar la segunda a Lamela, él no la sacó. Y luego marcó uno de los penales. Es una injusticia», dijo el portugués delante de los micrófonos.

Además de la queja por la no expulsión de Lamela, Mourinho reclamó un penal a favor de los italianos por mano de Fernando dentro del área. Aunque lo que más lo molestó (y lo dejó en claro con su bronca en el banco de suplentes) fue el penal que sancionó Taylor por una supuesta infracción de Ibáñez sobre Lucas Ocampos. El VAR fue quien salvó a Mou y a la Roma: lo llamaron al juez para decirle que no había infracción y finalmente cambió su sanción inicial.

Con las pulsaciones aún a mil, el luso fue hasta el sector en donde estaba el transporte de los árbitros y tras el partido y los insultó en tres idiomas: ¡inglés, italiano y portugués! «Es una maldita vergüenza», fue algo de lo más leve que les tiró. Roberto Rosetti, jefe de árbitros de UEFA, intentó calmarlo. Y Mou aprovechó para lanzar una acusación: «Hasta Rosetti dijo que no era penalti y tú no eres capaz».

El DT, con un larguísimo historial de entrenamiento contra los jueces, podría caerle una sanción de la UEFA por su accionar en el estacionamiento del estadio.

FUENTE: DIARIO OLÉ