Damián Díaz, 10 de Barcelona Sporting Club, dialogó con la colega María José Flores para el programa EN LA CANCHA CON MAJO y se refirió a su escuela de fútbol, las ‘cuentas pendientes’ con los amarillos y lo que espera para su futuro.

Respecto a qué le falta conseguir con los ‘toreros’ respondió: «Muchas cosas, ganar algo internacional que se nos ha hecho esquivo. Es algo que me gustaría ponerme como objetivo. Veo el tema de la Libertadores muy complicado. Ahora, si nos vamos a Sudamericana, la idea es salir a competir y ganarla».

Respecto al trabajo silencioso que hizo antes de abrir su escuela de fútbol, replicó: «Me da un poco de vergüenza, a veces trato de mantenerme al margen, pero a veces es inevitable. Pero comprendo que estas notas son importantes para que la gente conozca el trabajo. Me gusta que los chicos aprendan, tengan esa exigencia. Entonces, muy feliz».

«Nuestra idea siempre fue sacar a la mayoría de niños de las calles, aquellos que tengan mala infancia. Eso era lo primordial. Queríamos darle la oportunidad de que hagan deportes, tengan nuevos compañeros y amigos y sepan jugar fútbol. Hay chicos de 4 años que hay que enseñarles de una manera, y otros de 15, 16 que ya quieren jugar torneos y cosas así. Todos tienen su momento para aprender, la idea es que no estén en un mal ambiente», sumó.

De cómo se siente en el cuadro Ídolo del Ecuador: «Yo me siento a gusto en Barcelona, es mi casa. Con este año ya serían 10. Es una vida prácticamente. Me gusta aportar desde donde me toca. Hoy desde jugador, quizás mañana en algún cargo. Pero no me quiero adelantar, ni apurar; pensar mucho en el futuro te acorta la carrera».

Después, de sus sentimientos con el cuadro amarillo, señaló: «Me siento cómodo en Ecuador. Si me tengo que quedar, bienvenido sea. Este país lo amo como si fuese mío. Sí he pensado en la dirección técnica, pero no sé si lo soportaría. Capaz me vuelvo loco y me quiero meter a la cancha a jugar».

Finalmente, confesando lo que siente cuando le dicen ‘Ídolo del Ídolo’, sentenció: «Me da vergüenza. Se siente satisfacción y alegría, pero sí me choca un poco. El cariño que me brinda el club es espectacular y trato de devolverlo en la cancha. Por esta camiseta yo doy la vida».