Graves incidentes estallaron el domingo durante el choque entre Olympiakos AEK Atenas en la quinta jornada de los playoffs de la Super League, el campeonato de fútbol griego. Con el pitido final del partido, perdido por el Olympiakos (1-3), decenas de aficionados locales entraron en el césped del estadio Georgios Karaïskakis, lanzando bombas de humo y destrozando asientos.

La policía intervino y fueron empujados hacia atrás, mientras que los jugadores y la plantilla del AEK Atenas volvían al vestuario bajo los proyectiles.

Momentos antes, el propio presidente del Olympiakos, Evangelos Marinakis, había bajado al césped agrediendo verbalmente al árbitro del encuentro. «Los estafadores demostraron que no tenían escrúpulos. Pitaron penalti en una jugada donde no hay contacto. Ni siquiera fueron a ver el VAR cuando había falta clara ante el gol del AEK. Toda Grecia está asqueada ¡Los ladrones de (en alusión a la federación griega de fútbol) y el gobierno, incapaces de lidiar con ellos, han matado al fútbol!», dijo Olympiakos en un comunicado.

Estos incidentes forman parte de un contexto particularmente tenso entre los actores del fútbol griego. Olympiakos, el club más exitoso del país, acusa a la Federación de amañar el campeonato. Con su victoria, el AEK Atenas se mantiene en lo más alto del campeonato empatado con el Panathinaikos, con 72 puntos.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO