Billy Kenny fue una joven promesa del Everton y una de las grandes esperanzas del fútbol inglés en los años 90.
Le pusieron el sobrenombre de ‘Goodison Gazza’, llegó a debutar con la Selección Sub-21 de Inglaterra y fue nombrado mejor jugador de un partido que el Everon ganó 2-1 al Liverpool en 1992 con 19 años, pero al final su carreja se redujo a 17 partidos con el Everton, cuatro con el Oldham Athletic y dos con el Barrow.

La lesiones y el consumo de cocaína y alcohol cortaron de raíz una prometedora carrera en el mundo del fútbol que terminó cuando Billy Kenny tenía sólo 21 años. En Gran Bretaña consideran que Billy Kenny es uno de los mayores talentos que ha perdido el fútbol inglés en toda su historia. En una reciente entrevista Billy Kenny, que en la actualidad tiene 49 años, reconoce en ‘Liverpool Echo’ que «estoy sorprendido de estar vivo».

«Nunca tomé una cerveza hasta que llegué al primer equipo del Everton. Era una especie de norma… Sentía que tenía que encajar en el equipo porque en ese momento era sólo un niño. Fue entonces cuando bebí alcohol y consumí cocaína durante 25 años sin parar. Ha sido un no parar. Me sorprende que todavía esté vivo. Simplemente me levantaba, consumía, bebía dos días, tres días bebía, dos días de dormir, comer comida china y volver a lo mismo», le explica Billy Kenny a Joe Thomas.

«Fui un egoísta de mierda. Todo lo que Lo que yo quería era alcohol y drogas», recalcó el exfutbolista.

Billy Kenny reconoce que está muy arrepentido de lo mal que se lo hizo pasar a sus padres: «Este es mi mayor arrepentimiento y no se va a ir: lo que le hice a mi padre y a mi madre. A mi padre le encanta el fútbol, pero hubo un momento en que no podía salir de la casa porque se lo pedían. dondequiera que iba: «¿Billy está bien?» Lo mató».

Después de la muerte de su madre, Kenny encontró la fuerza para luchar contra una adicción a las drogas que ha lastrado su vida durante más de 25 años: «Estoy sobrio y eso es genial. Soy consciente de dónde me equivoqué cuando era más joven. Puedo ver que claramente necesitaba ayuda, pero la ayuda no estuvo allí para mí».

«Tengo una segunda oportunidad en la vida. Jugué en el Everton y nadie puede quitarme eso. Lo disfruté. Ahora, esto es otra fase de mi vida y estoy empezando a disfrutarlo», dijo sobre un futuro en el que todavía le queda camino por luchar: «Todavía tengo mis días malos, en los que tengo que trabajar muy duro para mantenerme cuerdo y sobrio, pero siento que la vida me va muy bien».

FUENTE: MARCA.