La propuesta de la nueva Superliga europea, que incluye cambios importantes y cuyo decálogo fue publicado ayer en varios medios, está recibiendo las primeras críticas. Ya causó polémica cuando surgió la idea de su creación, hace ya casi dos años, con la mayoría de los clubes en contra pese a que de entrada estuvieron a favor.

Básicamente se trataría de una competición abierta en la que primarían los méritos deportivos, participarían entre 68 y 80 clubs y todos se asegurarían diputar un mínimo de 14 partidos. «En octubre iniciamos un diálogo abierto sobre el futuro del fútbol europeo de clubes. La mayoría de los 50 con los que hablamos opina que el fútbol europeo está amenazado. Es hora de cambios», dice Bernd Reichart, CEO de A22 Sportmanagement y empresa impulsora de la competición.

El anuncio no ha sido bien recibido por el mundo del fútbol. El presidente de LaLiga, Javier Tebas, llamó a la Superliga «el lobo disfrazado de abuela para intentar engañar al fútbol europeo». Las críticas también vienen de otros países. El fútbol de élite sueco y su secretario general, Mats Enquist, también están totalmente en contra. «Es repugnante. Nos opondremos y espero que el resto lo haga con nosotros. Un fútbol controlado por «mucho dinero, corporaciones, jeques y oligarcas. No, gracias».

Enquist se explica: «Existe un sistema deportivo en Suecia y Europa que se basa en fundamentos y valores que el propio deporte ha desarrollado. Sería un golpe básico contra lo que el deporte ha construido durante siglos. Si la Superliga tiene éxito, se lleva una gran parte de los ingresos de los clubes. Espero que la UEFA y la FIFA también tengan clara su posición», dice a ‘Expressen’.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO