Rafa Nadal inauguró su casillero de victorias en 2023. Es mucho para un campeón acostumbrado a ganar pero que desde el verano del año pasado, el US Open, había perdido seis de los siete encuentros disputados. Cuando tocaba, en el momento idóneo, el balear se reencontró con el éxito. Sufriendo, pero con el objetivo cumplido en el estreno de su decimoctavo Open de Australia.
Perdió ante el británico Cameron Norrie y el australiano Alex de Miñaur en la United Cup. Tomó rumbo de Sydney a Melbourne para adaptarse a una central conocida, en el Rod Laver Arena, y a unas pelotas que calificó de peores que otras veces y que dificultaban jugar con los efectos que tanto le han dado. Trabajo a destajo que ha tenido una primera recompensa.
El defensor de la corona, 36 años y nº 2 mundial, se dio una nueva oportunidad de mejora batiendo al británico Jack Draper, 21 años y nº 38, por 7-5, 2-6, 6-4 y 6-1 en 3h.41′.
La duración del hasta ahora duelo inédito entre ambos zurdos denota las dificultades que debió afrontar Rafa Nadal, por su propia irregularidad aunque también por la calidad del potente mozalbete inglés de 1.93 metros de estatura. Un joven descarado, de calidad con su saque y drive, pero que sufrió físicamente. Acabó fundido por la exigencia que impone el manacorí y su falta de costumbre a este ritmo, no en vano sólo era su séptima cita en Grand Slam, el debut en Australia.
El miércoles, Rafa Nadal se las verá con Mackenzie McDonald, que ganó el derbi estadounidense con Brandon Nakashima por 7-6 (5), 7-6 (1), 1-6, 6-7 (10) y 6-4 en cuatro horas de pelea. El vencedor, 27 años y nº 65, cedió ante el español en el único antecedente oficial: 6-1, 6-0 y 6-3 en Roland Garros 2022.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO