Juan Fernández, jugador argentino del Carplus Fuenlabrada, estaba viendo el desenlace de la final del Mundial de fútbol mientras calentaba para el partido de su equipo ante el Cazoo Baskonia en el Buesa Arena. Con el penalti final enloqueció: se puso a gritar y correr por la pista, entró por el túnel de vestuarios, salió y rompió a llorar. Pura pasión.

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