El Cádiz-Barça se detuvo por una emergencia médica que se produjo en la grada del estadio Nuevo Mirandilla. Transcurría el minuto 80 de partido cuando Del Cerro Grande detuvo el juego porque un espectador sufrió un problema que, con el paso de los minutos, se reveló de carácter cardíaco, concretamente un infarto. Varios sanitarios fueron hacia la zona del estadio donde estaba el aficionado afectado, detrás de la portería que en la segunda parte defendía Ledesma.

Desde el banquillo del Barça incluso se envió a la grada un desfibrilador y al aficionado afectado se le realizó un masaje cardíaco. De hecho, el portero del Cádiz, Ledesma, corrió con el desfibrilador hacia la zona de la grada más cercana para que los aficionados lo fuesen pasando hasta donde estaban los sanitarios que atendían al espectador afectado.

Las imágenes fueron duras, de tensión, con jugadores, técnicos y equipo arbitral pendientes de las tareas de reanimación que se le hacían al aficionado afectado por el citado problema cardíaco. De hecho, a Araujo incluso se le vio rezando. Los acompañantes del seguidor fueron acompañados fuera del estadio mientras los servicios médicos y de emergencias le atendían en la misma grada.

Cuando el partido llevaba ya veinte minutos detenido, el árbitro Del Cerro Grande reunió a los capitanes de ambos equipos y les dio la orden de que se fuesen a los vestuarios. Acto seguido, por la megafonía del estadio se comunicó a los aficionados que el partido quedaba «pausado».

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO