Bendito problema, deben pensar algunos. Un caramelo envenenado, opinan otros. Tener a Keylor Navas y a Donnarumma en el equipo no es cosa de Pochettino sino del club, que quiso aprovechar que el italiano terminaba contrato con el Milan el año pasado para llevárselo gratis. Desde entonces, el entrenador argentino ha tenido que apañárselas con la gestión entre ambos, a quienes ha repartido los minutos durante toda la temporada. El miércoles en el Bernabéu se le avecina un problema porque su decisión marcará un antes y un después.

Todas las informaciones apuntan a que Pochettino volverá a apostar por Donnarumma como en el choque de ida. Algo que, en caso de producirse, va a molestar a Keylor, a quien no le sienta demasiado bien saberse suplente o segunda opción en el PSG. Al costarricense ya le costó soportar el pulso con Courtois en el Real Madrid, con el que tuvo una relación más bien tensa: “No son mejores amigos. Se saludan y poco más. Hay mucha rivalidad entre ellos”, explicaban en su momento en Madrid.

Keylor se sintió desplazado del Real después de haber hecho un gran esfuerzo por consolidarse en el Bernabéu. La competencia con Courtois, repentina y a ojos del ahora arquero del PSG desleal, fue el principio de su adiós del Madrid: “Thibaut se encontró con una situación parecida en el Chelsea, aunque entonces Cech fue un buen colega. No podemos decir lo mismo sobre Navas”, aseguró el padre de Courtois hace tiempo ante las preguntas de la prensa.

Pochettino siempre ha tenido mano izquierda para estas cosas. Más allá de ser un buen entrenador, también atesora grandes dotes para encontrar los equilibrios necesarios que permitan que se respire un buen ambiente en el vestuario. Dejar a Keylor Navas en el banquillo contra el Real Madrid, sin embargo, puede ser un punto de inflexión, aunque el preparador del PSG sabe que tiene que darle prioridad a la situación deportiva que a la personal. En el Bernabéu se juega toda la temporada.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO