«Todo a la delantera». Es el mensaje en las oficinas de Valdebebas. MARCA contaba el pasado martes que el Real Madrid se ve posible que la temporada próxima Ancelotti pueda contar en su delantera con Haaland y Mbappé. Seria el golpe de efecto de más repercusión en la historia del fútbol moderno, por la calidad de los jugadores, su juventud y el mensaje demoledor a los rivales del Madrid.

La llegada de los dos sería un impacto brutal para el club. Luego sería Carlo Ancelotti el que tendría que encontrar la manera de resolver un gran dilema: ¿cómo unir dos piezas de ese calibre a otras dos que son indiscutibles ahora mismo, Benzema y Vinicius?

Para Ancelotti tener delanteros de primer nivel no es una novedad. Pippo Inzaghi, Shevchenko y Tomasson eran los delanteros centro del Milan cuando Ancelotti arrancó su primera temporada completa al frente del equipo rossonero. A ese trío se sumó Hernán Crespo en 2004. Después, en 2005, tras la salida del Tomasson y de Valdanito, llegó Veri. Y en el invierno de 2006 apareció Ronaldo.

Pero juntar a Halaand y Mbappé en un equipo en el que están Benzema y Vinicius conduce de manera a directa a varias preguntas. ¿Pueden jugar juntos? Eso por un lado; por otro ¿pueden hacerse sin poner en peligro el equilibrio del equipo? Porque eso, equilibrio y plantilla, es lo que gana títulos.

La primera respuesta que sale es no, que es casi imposible. Pero si se juntan está claro que Ancelotti deberá encontrar la fórmula para unirlos en el campo cuanta más veces mejor. Suena a juego de ordenador, al FIFA, a quimera, pero…

En ese cuadrado mágico hay dos jugadores cuyos perfiles son poco amoldables: Vinicius como extremo izquierdo y Halaand como delantero centro. Es verdad que el noruego puede romper en potencia de lejos, pero el área es su vida.

Mbappé y Benzema si abren vías para inventar. Karim se puede colocar por detrás de los delanteros y derivar más a un generador de juego. El problema es que ahora es tan goleador como el que más. Es el que tiene más alma de mediapunta de los cuatro.

Por su lado, Mbappé puede colocarse en cualquier parte de la delantera, aunque está claro desde la izquierda es donde más cómodo está. Puede jugar en la derecha, pero nunca elegiría ese perfil. Eso para Kylian suena a pasado. a cuando no era cabeza de león.

De darse, lo más natural podría ser Halaand de ariete puro y una línea por detrás Vini a la izquierda, Benzema a la espalda del noruego y Mbappé a la derecga. ¿Pero podría soportar el equipo es peso exagerado en ataque?

¿Y detrás de ellos?

Si se junta a eso cuatro delanteros, el Madrid necesitará un centro del campo que tenga capacidad para manejar partidos de una manera excepcional. Luis Molowny, en 1985, juntaba a Hugo Sánchez y Santillana con dos de tres entre Valdano, Butraqueño y Juanito. Por detrás de ellos situaba a Gallego y Míchel o Martín Vázquez. Pero no era lo mismo. Valdano cubría campo como un centrocampista y Juanito era un delantero con alma de centrocampista. Se echaba cada vez más atrás.

El 4-3-3 no serviría

Con esos cuatro arriba parece claro que el actual modelo de juego del Madrid no se podría mantener. Palabras mayores también, porque el trío Casemiro-Modric-Kroos es el alma del equipo. Para mantenerlo con la superdelantera habría que modificar todos sus mecanismos, y con ello el ecosistema en el que el equipo se siente más cómodo. No parece el camino que Ancelotti elegiría.

Todo lo que se imagine suena raro. Lo que le ocurre al PSG con Neymar-Mbappé-Messi puede servir de patrón, y eso que son tres y no cuatro. En las fases sin balón el equipo puede notar mucho el desequilibrio. Jugar con dos pivotes de corte más defensivo o físico (Casemiro-Camavinga) dificulta la salida y el traslado de balón a las bestias de arriba. Hacerlo con uno más Kroos o Modric complica aún más las fases en las que toque recuperar y defender.

Una delantera con Vinicius-Haaland-Benzema-Mbappé solo se puede entender dentro de un equipo muy dominador. Ahí Benzema sí se adapta a la pausa, a juntarse, a ofrecer ayudas… Los otros tres necesitan correr, jugársela, ser decisivos en cada balón… Ellos dominan a campo abierto, en el uno contra uno, en el remate, pero no a través de armonizar y controlar el juego.

Además, eso obliga a tener laterales que se contengan mucho al atacar, que sepan ocupar posiciones interiores y asumir que si el rival supera la primera línea de los cuatro de arriba serán mucha las ocasiones en las que el rival ataque con una ventaja numérica insoportable en el fútbol de hoy.

Viaje en el tiempo

La delantera Vinicius-Benzema-Haaland-Mbappé parece una utopía cuando uno se coloca ante la manera de dar forma al resto del equipo. De hecho lo que invita es a recordar a aquel Madrid de mediados del siglo pasad que se lanzó a cambiar la historia y conquistar el mundo. Era el equipo que jugaba arriba con Joseíto, Olsen, Di Stéfano, Molowny y Gento; Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento o con Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Y ya saben que Di Stéfani jugaba de todo y para todos.

Eso es algo que hoy parece imposible salvo en partidos en los que un entrenador busca la victoria a la desesperada con un remedio que suele dar pocos frutos: acumular delanteros. Pero es evidente que si llegan de la mano Mpabbé y Haaland es para jugar siempre o casi siempre. Será Ancelotti quien deba encontrar el camino para los cuatro magníficos. En la fantasía del FIFA caben, ¿pero en el fútbol real?

TOMADO DE MARCA