La comisión disciplinaria de la LFP, reunida esta mañana tras los graves incidentes de ayer en el choque entre el Lyon y el Marsella, se ha pronunciado a favor del cierre del Groupama Stadium como medida cautelar hasta que se resuelva el caso el miércoles 8 de diciembre. Mientras tanto, el cuadro de Peter Bosz tendrá que jugar la semana que viene sin el apoyo de sus aficionados ante el Rennes a la espera de conocer el castigo definitivo que se le aplica.

Payet recibió el impacto de una botella de agua antes de lanzar un saque de esquina. Una escena que lamentablemente resulta familiar en Francia. Desde que arrancó esta temporada, muchos son los ejemplos de desorden en las gradas por parte de unos ultras a quienes no se les sanciona con la contundencia que se espera. Ayer la prefectura de policía y la Ligue 1 se intercambiaron las culpas sobre quién tiene que estar a cargo de la seguridad en el estadio.

La crispación ha sido tal en Francia que las autoridades políticas han dicho basta. Mañana se va a celebrar una reunión de excepción entre el ministro del Interior, Gérald Darmanin, la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu y algunos representantes de la Ligue 1 y de la Federación Francesa para evaluar esta complicada situación que sin duda alguna mancha desde hace meses la imagen de la competición. Hasta nueva orden, el Groupama Stadium permanecerá cerrado.

El Lyon, sin embargo, se siente perjudicado por el acto de vandalismo de un solo aficionado. Ayer, tras suspenderse el encuentro, exigió sanciones penales y administrativas ejemplares contra esta persona: “La institución tiene intención de echar a este individuo de por vida siempre y cuando Ligue 1 y la justicia faciliten los medios para hacerlo”, apuntó en un duro comunicado en el que se desmarca del comportamiento fuera de lugar de este ultra.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO