Ecuador no es una potencia deportiva, ni cuenta con un presupuesto millonario. Su delegación nunca es multitudinaria y hasta los Juegos Olímpicos de Tokio había obtenido dos medallas en toda su historia, ambas de la mano de Jefferson Pérez, medallista de oro en Atlanta 1996 y de plata en Beijing 2008.

Ese mismo país se ha transformado en una de las grandes revelaciones de estos Juegos, y en las primeras dos semanas ha obtenido dos medallas de oro y una plata. Un registro que lo ubica como el segundo mejor país de Sudamérica después de Brasil. Supera así en el medallero a otras potencias como Argentina, Venezuela y Colombia.

¿Qué hay detrás de esos logros? Richard Carapaz, nacido en Carchi, un pueblo de volcanes y montañas en la cordillera de Los Andes, engrandeció a su país al coronarse como el mejor ciclista de Tokio. Con la medalla de oro en el cuello, lanzó un durísimo mensaje: «El país nunca creyó en mi, esto me pertenece y a las pocas personas que siempre me han apoyado».

Lo suyo es talento puro. Nació en un pequeño pueblo rural, donde se levantaba a las cinco de la mañana a ordeñar vacas. Ahí pedaleaba sin freno. Se fue a Colombia a crecer, y luego a Europa a convertirse en profesional y en estrella. Ganó el Giro de Italia en 2019, fue segundo en la Vuelta de España y tercero en el Tour de Francia.

En el poblado de Shell, en el amazona ecuatoriano, viven 10 mil habitantes y una obtuvo una medalla de oro estos Juegos Olímpicos. Neisi Dajomes hizo historia al transformarse en la primera mujer ecuatoriana en subirse al podio, al mismo tiempo que provocó una fiesta en la provincia que fue bautizada como la cuna de la halterofilia. En ese lugar también nació su hermana, Angie Palacios, quien obtuvo un diploma olímpico en Tokio.

«Voy a pelear para yo también estar ahí», afirmó Tamara Salazar, cuando vio a Neisi recibiendo su medalla. Ambas se conocen desde los 11 años e iniciaron el camino juntos. Un día después lo cumplió, ganando la plata en la categoría de 87 kilos. «Soñé, me esforcé, lo logré», dijo después.

Pese al histórico resultado hay otra cosa que reúne a los tres medallistas: las críticas al Comité Olímpico Ecuatoriano, a quienes acusan de no entregarles los recursos necesario, y conformar una delegación sin masajitas, entrenadores, fisioterapeutas y otro personal especializado. Un panorama que le da aún más valor a las medallas, pero deja en claro que no existe un proyecto serio detrás del logro.

«Aquí la que falla es la estructura, no es el atleta. El atleta tiene las condiciones, pero no se le ha dado el espacio de preparación para que se pueda desarrollar a lo largo de los años», dice Manuel Bravo, presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA). Una situación que se repite en la mayoría de las disciplinas. Del otro lado, el Ministro de Deportes, Sebastián Palacios, aclara que «Ecuador se asignan al año entre 7 y 9 millones. No es suficiente. Para eso tenemos una herramienta interesante y es que la empresa privada invierta recursos en el deporte». El gran problema, eso sí, sigue siendo cómo se reparten y donde terminan.

TOMADO DE DIARIO AS