Duelo por todo lo alto en uno de los campos más emblemáticos de la historia del deporte rey: el Estadio de Wembley (Londres). Inglaterra, una de las anfitrionas de esta Eurocopa, pretendía hacer lo indecible para resarcirse del combate nulo contra Escocia. Para ello, coincidiendo con la última cita de esta fase de grupos, era consciente de la importancia de noquear a República Checa. En juego, la primera plaza para avanzar a los octavos de final.

Las tropas encabezadas por Gareth Southgate saldrían en tromba prácticamente desde el pitido inicial del colegiado. Raheem Sterling, un ariete que ha expresado su malestar por la falta de protagonismo en el Manchester City, conectaría a la perfección un envío filtrado por Luke Shaw. Sin embargo, la estupenda vaselina ejecutada por el que fuera jugador del Liverpool sería repelida por la madera. Aun así, las vibraciones eran más que positivas para los británicos.

De hecho, el propio Sterling lograría sacarse la espina de dicha acción al enviar el cuero al fondo de las mallas minutos más tarde (0 – 1). Al mismo tiempo, conviene destacar que Jack Grealish estaba aprovechando a las mil maravillas la titularidad para demostrar su calidad en la medular. El ritmo y la intensidad se redujeron considerablemente durante el segundo acto, por lo que Inglaterra avanza a los cruces como primera de grupo (siete puntos). Por su parte, la República Checa baja hasta el tercer puesto (cuatro puntos), aunque estará en octavos de final. Además, el trencilla invalidaría una diana de Jordan Henderson por posición antirreglamentaria.

TOMADO DE FICHAJES.COM