La derrota en el Clásico no ha tenido un gran impacto emcional en el vestuario del Barça. No como en otras ocasiones al menos. Esto no significa que perder ante el eterno rival no haya afectado a la plantilla culé, pero la realidad es que aquellos duelos a ‘vida o muerte’ quedan lejos. Incluso algunos jugadores admitieron que el hecho de jugar sin público rebajó el cosquilleo habitual de un Barça-Madrid.

Los pesos pesados del vestuario fueron los más irritados. Su largo historial de Clásicos hace que ya hayan vivido muchas decisiones polémicas a favor del Real Madrid, por lo que su paciencia está más agotada. «Es un escándalo; ya ni disimulan», se escuchó. Al mismo tiempo, ese enfado se mostró en forma de resignación. No es la primera vez que sucede algo así y, por desgracia, creen que tampoco será la última. Basta con ver la reacción de Messi cuando Martínez Munuera decretó penalti de Lenglet a Ramos. El argentino hizo un gesto de hartazgo con el brazo pero no gastó más fuerzas en cuestionar la decisión. Tampoco Piqué, como si asumiera que dicho desenlace formara parte de un guión ya escrito. Jordi Alba sí verbalizó su indignación: «¿Es para penalti eso?», dijo el lateral tal y como captaron las cámaras de Movistar.

Tras el partido, en la caseta azulgrana hubo más silencio que crispación. Se comentó el bochornoso arbitraje de Martínez Munuera pero sin aires de sorpresa. «Al revés nunca habría pitado penalti», se escuchó. Todo bajo un ánimo de total resignación. Hay incluso quien piensa que si el club hubiera elevado la voz tras los últimos escándalos vividos -no ahora, sino desde que se retomó la competición tras el confinamiento- no se habría llegado a tal falta de respeto.

Los jugadores del Barça no son ajenos a la delicada situación institucional que vive el club, y precisamente por eso son conscientes de que la afición necesitaba más que nunca una alegría. Con todo, de puertas hacia dentro asumen que un nuevo proyecto no se arma en un par de meses, sino que necesita tiempo. Ronald Koeman tuvo unas muy breves palabras de ánimo para sus pupilos. El holandés recordó que esto solo acaba de empezar y que hay que seguir creciendo como bloque.

Cuestiones arbitrales al margen, el post-partido dejó una total cordialidad entre los jugadores de Barça y Madrid en el túnel de vestuarios. Aquellos Clásicos en los que vislumbraba el odio son pasado, quizá porque ambos conjuntos viven horas bajas.

TOMADO DE DIARIO SPORT