En tiempos de VAR, tan cuestionado en España como en Inglaterra, quedó impune una entrada criminal de Pickford que envió a Van Dijk al quirófano. Adiós a la temporada. El central se fue a pie de Goodison Park, aunque su rodilla le dijo basta. El choque con el guardameta del Everton le dejó KO. Un contratiempo tan sensible que aún no se sabe qué va a ser del Liverpool, un equipo que ni se entiende ni se explica sin el holandés, dueño de una retaguardia ahora maltrecha.

Van Dijk llegó a Anfield en diciembre de 2017 después de que el Southampton cediera al traspaso, hasta entonces el zaguero más caro del planeta. Sin embargo, pronto disipó cualquier sospecha o duda por el trato que se alcanzó. Ya nadie se acuerda cuánto le costó al cuadro de Klopp, al que le empezaron a ir bien las cosas desde entonces. Una Champions y una Premier avalan la idea de que todo cambió con Van Dijk, incluso antes de que empezaran a brillar ManéFirmino Salah.

Sin Van Dijk, el Liverpool pierde. Ese es el resumen. Pierde a uno de sus grandes referentes en el vestuario y en la cancha, estandarte de una zaga que a veces pareció infranqueable. Pierde tanto en capacidad para intimidar como en competencia para dar salida al juego en los primeros metros. Y, por si fuera poco, pierde también pericia en ataque porque siempre fue otro argumento a tener en cuenta en jugadas de estrategia. Una ausencia que obliga a Klopp a reinventarse.

La FIFA permite inscribir a un futbolista fuera de plazo en caso de ocurrir una grave lesión como la de Van Dijk. Aunque solo puede tratarse de alguien que sea agente libre o pagar la cláusula de un jugador que esté en la Premier. Asunto complicado. Klopp dispone ahora de Matip, de Joe Gómez y del joven Van den Berg, sin apenas experiencia. Para que abra el mercado invernal quedan dos meses y medio, tiempo para ver si se busca un parche dentro o fuera del club.

En ese mar de dudas, Fabinho puede ser el mejor recurso. Ha jugado como central y ha rendido a un gran nivel, como corroboró en Stamford Bridge ante el Chelsea. Además Klopp puede tomar ejemplo de Guardiola, que utilizó el curso pasado a Fernandinho en el eje ante la baja prolongada de Laporte. El francés aprovechó para mandar ánimos a Van Dijk, el futbolista que permitió soñar a muchos con el despertar de un Liverpool que ahora se queda cojo sin su mejor central.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO