El jugador Facundo Affranchino denunció que nadie del Centro Deportivo Olmedo lo ayudó en medio de la pandemia del Coronavirus, el argentino que hace pocos días se regresó a su país por medio de un vuelo humanitario contó su experiencia con el club interandino en una entrevista con Diario Olé.
Primero, manifestó que nunca lo pudieron inscribir y que por eso no recibía salario alguno. Esto derivo que ni él ni su novia tengan dinero ni para el agua, tampoco para comer bien.
A continuación un extracto de la nota de Olé:
"Llegué el 9 de enero al Olmedo y no pude ser inscripto pese a firmar contrato. El motivo fue porque el club debía anotarme en varios lugares para ser habilitado. Ya estaba el aval de la FIFA, pero tenían que ingresarme en el Fair Play Económico, con avales para demostrar que por los patrocinadores iban a tener plata para pagar los sueldos. Luego me dijeron que no iban a habilitarme porque la única forma era bajándome el 50% del sueldo y el contrato, de dos años, bajarlo a un año. Si no aceptaba esas condiciones no me inscribían y me tenía que volver a mi país. Así venció el plazo de inscripción, fue muy duro, nunca recibí un salario, ni siquiera un sueldo. Y en el medio apareció una pandemia... Yo entiendo de que a veces se atrasen con los salarios, pero todos mis compañeros recibían su salario y yo no".
-¿La cuarentena por el coronavirus te afectó especialmente?
-La pandemia en Ecuador fue muy grave. En un país dolarizado, con lo que todo eso significa, todo es muy caro. Algunas cosas, casi imposible. Yo no tenía recursos, no tenía cómo me enviaran dinero, porque los medios para transferencias estaban cerrados. Fue una supervivencia en la que en un momento mi novia y yo no teníamos para comer. Debía comer lo que tenía, que no era comida, eran cosas no son ni parecidas a un almuerzo o a una cena, como mate con galletitas, un té, lo que tuviera. Lo pasamos muy mal. No había recursos ni forma de sustentarnos, fue muy difícil la supervivencia. Del club ni se comunicaron conmigo para ofrecerme agua, sabiendo que no me habían pagado ni un sueldo. Llevaba tres meses. Fue muy duro, muy complicado todo. Hoy tengo que agradecer a la Embajada Argentina en Ecuador, y a todos los que hicieron posible el regreso. Si no fuera por eso no sé cómo aguantaba. Aunque a lo último un compañero me prestó plata.
-El avión de regreso lo tuviste que pagar...
-Sí, ahí pude pagar con la tarjeta. Fue un vuelo comercial, aunque de repatriación. El aeropuerto de Quito estaba cerrado y lo abrieron para ese vuelo.