Aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio a 2021 pone fin a la incertidumbre de los deportistas por las consecuencias del Covid-19, pero abre un proceso farragoso para el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Organizador de profundas consecuencias económicas. Estos son algunos de los aspectos que supondrán un quebradero de cabeza a partir de ahora, en especial con el incierto escenario que se abre en la economía mundial con el Covid-19.

La villa: 5.600 familias tokiotas, sin apartamento

El aplazamiento afectará de lleno a 5.600 familias tokiotas, las que deberán ocupar los apartamentos de los deportistas ubicados en la Villa Olímpica una vez finalice el evento y se acondicionen las residencias y los alrededores. La villa está ubicada en un complejo moderno en la zona de Harumi, en el barrio de Chuo, y representa uno de los proyectos más modernos de una ciudad con problemas de alojamiento.

Desde mayo de 2019, estos pisos (en concreto más de 900) están a la venta y ya cuentan con más de 2.200 solicitudes. La acogida entre la población ha sido excelente. Después de los Juegos, el gobierno tenía pensado impulsar la mejora del barrio para que sus inquilinos entrasen a vivir de manera paulatina hasta completar la plena ocupación en 2023. Una intención que debería varias teniendo en cuenta de que todo se aplaza un año.

Posponer los Mundiales de Atletismo y Natación

Los Mundiales de Atletismo y de Natación copan el verano de 2021 y deberán mover sus fechas. No será un inconveniente. Sebastian Coe, presidente de World Athletics, ya comentó que aceptaría modificar las fechas, que están fijadas del 6 al 17 de agosto en Estados Unidos. Tampoco pondrá problemas la FINA, presidida por el uruguayo Julio Maglione, y que curiosamente celebra sus campeonatos que engloban natación, sincro, waterpolo, saltos y aguas abiertas en Fukuoka (Japón), del 16 de julio al 1 de agosto.

Al margen de estos eventos, también se celebran otros Mundiales como el de Gimnasia, aunque este será en octubre, y otros eventos menores que no deben suponer mayores inconvenientes.

El sobrecoste del derroche de infraestructuras

Lejos de la austeridad y el gasto sostenible que promulga el Comité Olímpico Internacional (COI), los Juegos de Tokio contarán con un presupuesto estimado de 12.000 millones de euros para su organización y desarrollo (algo inferior a lo que estaba previsto), pero la construcción de las infraestructuras alcanza cotas históricas.

El coste del nuevo Estadio Olímpico asciende a 2.600 millones, lo que lo convierte en el más caro del mundo, mientras que para levantar la piscina ubicada en la Bahía de Tokio se han necesitado otros 500, lo que la sitúa al mismo nivel que el precio de estadios de fútbol de clubes referentes. En total, el dispendio calculado está en torno a los 35.000 millones de euros, infraestructuras incluidas. Un presupuesto que aún crecerá debido a la prolongación de los contratos temporales del personal y los cambios en la logística.

Renegociar con las televisiones en otro contexto

Las retransmisiones televisivas suponen un grave contratiempo para el COI. Los contratos representan un ingreso de 2.500 millones de euros, principalmente de la empresa estadounidense NBC (ya habría vendido más de 1.000 millones en publicidad). En Europa, Discovery tiene los derechos, pero al cambiar los Juegos de año deberán renegociarse los contratos.

Si los Juegos repiten fechas en 2021 como está previsto, y se logran cancelar el resto de eventos deportivos, puede ser lógico que los acuerdos no se vean trastocados porque el impacto será el mismo, aunque el contexto económico va a ser distinto.

La gestión de las «millones» de reservas hoteleras

Delegaciones, familiares y aficionados ya tenían cerrados sus vuelos y alojamientos: “millones” (en palabras del presidente del COI, Thomas Bach), lo que el Comité Organizador deberá empezar a anular y posponer estas reservas. Asimismo, los preparativos para los Juegos, que contaban además con 90.0000 voluntarios, deberán alargarse un año, por lo que todo el personal implicado deberá alargar su dedicación.

En abril estaban programadas las pruebas test de algunas instalaciones, que también tendrán que posponerse, con un gasto extra. Todo se deberá replantear, así como la amortización de los recintos nuevos, como el Centro Acuático.