En un torneo en el que ya se sabe el desenlace, dado que el Liverpool continúa su marcha rumbo al título de la Premier League, el Manchester United y el Warford se vieron las caras en el Old Trafford con realidades opuestas: mientras uno buscaba los tres puntos para acercarse a los puestos que entregan boletos a las copas internacionales, el otro necesitaba sumar para continuar con su objetivo de la permanencia.

El duelo se presentó parejo a pesar de las realidades opuestas. Tanto David De Gea como Foster tuvieron excesivo trabajo para mantener el marcador en cero. Sin embargo, cuando Atkinson marcó un penal a favor de los Reds Evil el portugués Bruno Fernándes consiguió festejar el 1 a 0 ante la euforia el público.

En el complemento la visita llegó al empate a través de Deeney, pero una mano en ofensiva de Dawson motivó al VAR a anular la conquista. El suspenso que se instaló en el mítico estadio británico se diluyó con la decisión arbitral. Todavía había ventaja para el dueño de casa.

El Teatro de los sueños despojó definitivamente las pesadillas cuando Martial entró en acción. El virtuoso francés enfrentó al arquero rival y se repuso de una floja definición con un lujo que despertó suspiros. El golazo, con pisada y emboquillada, incluida causó sensación en Europa: una obra de arte propia de los mejores tiempos del United para celebrar el 2 a 0.

Lejos de conformarse, la promesa convertida en realidad se encargó de transformar el triunfo en goleada. Con otra definición exquisita, en la que los amantes del buen fútbol se encargaron de destacar como uno de los mejores goles de la jornada, Greenwood se lució con una perla que selló el 3 a 0. A falta de 15 minutos ya estaba todo liquidado en Manchester. Por lo tanto cuando el juez marcó el final, las tres unidades sirvieron para alimentar la esperanza de volver al primer plano internacional. Aunque para ello todavía falte bastante.