La situación de Gareth Bale en el Real Madrid hace meses que dejó de ser normal. El galés, tras pasar un verano más fuera que dentro de los planes de Zidane, finalmente se quedó en la capital e incluso empezó como titular en el esquema de su entrenador. Su gol, su calidad y su experiencia eran innegables y más aún en un equipo al que le faltaba la confianza que ahora casi le sobra.

Pasaron los partidos, los parones de selección y llegó el famoso “Wales. Golf. Madrid. In that order” que le provocó un divorcio total con la grada merengue que le abucheó precisamente en el Real Madrid – Real Sociedad de Liga.

Pasaron las navidades, la Supercopa a la que no acudió por lesión y ahora, cuando el futbolista está completamente sano, ha sido condenado al destierro por Zinedine Zidane. El galés ha pasado a ser un fijo de la grada.

Presente en una de las últimas seis convocatorias

Ni ante el Sevilla, ni ante el Valladolid, ni ante el Real Zaragoza, ni ante el Atlético, ni ahora ante la Real Sociedad. Solo frente a Unionistas, donde marcó y se retiró lesionado, Gareth Bale fue de la partida en el conjunto blanco.

Y precisamente en Las Pistas fue donde se puede explicar el origen de su destierro pues, con sus gestos sobre el césped, dejó a las claras que no está en la mejor condición. Y eso Zidane lo sabe y lo demuestra con sus gestos en la convocatoria.

Ni siquiera en la Copa, donde el galo podría contar con los servicios del ‘11’ para rotar, le da la oportunidad y, por mucho que se esmere en dejar claro que cuenta con él, lo cierto es que los hechos son claros y evidentes, Bale está sufriendo el destierro en el Real Madrid.