Esta tarde, en Lima, River y Flamengo definirán una nueva edición de la Copa Libertadores de América. Y además de los 22 protagonistas que representarán a cada uno de los equipos, dentro de la cancha habrá un encargado de impartir justicia: Roberto Tobar.

El chileno, con 41 años, dirigirá por segunda vez una final correspondiente al principal certamen del continente a nivel clubes, en un momento en que su carrera se encuentra en franco ascenso: hoy es uno de los árbitros mejor conceptuados por la CONMEBOL, a punto tal que viene de ser también la autoridad de la final de la Copa América entre Brasil y Perú.

Además, Tobar estuvo recientemente al frente de duelos trascendentales del fútbol sudamericano, entre ellos la ida de la final de la Copa pasada, el Superclásico que finalizó 2-2 en La Bombonera. En aquella oportunidad, fueron casi unánimes los elogios a su tarea, en un desafío que en la previa se presumía muy complicado.

Sin embargo, también le tocó pasar momentos difíciles en el arbitraje de su país. En 2012, fue suspendido por ocho meses por la ANFP tras verse involucrado junto a otros compañeros en el escándalo que se denominó «Club del Póker», un grupo que se dedicaba a repartir los partidos entre los jueces mediante partidas del famoso juego de naipes.

Hoy, a la distancia, recuperó su lugar y es habitual que dirija los principales compromisos de la liga chilena y en particular los cruces entre Universidad de Chile y Colo-Colo.

En esta edición dirigió al Millonario contra Cruzeiro en Belo Horizonte, en el encuentro que finalizó 0-0 y el equipo argentino terminó ganando por penales, por los octavos de final. Además, le tocó la revancha de la Recopa, cuando los dirigidos por Marcelo Gallardo golearon 3-0 a Athletico Paranaense.

En tanto, fue juez principal en dos partidos del Mengão en la Libertadores 2019la igualdad sin goles contra Peñarol en Montevideo por la fase de grupos y el triunfo 2-0 sobre Internacional por los cuartos de final.