El estallido social en Chile tiene al país paralizado y, mientras los presidentes de River y Flamengo se reúnen este martes con las autoridades de la Conmebol para resolver qué pasará con la final de la Copa Libertadores, el fútbol trasandino entró en un tironeo de presiones entre los que piden la reanudación y los que argumentan que aún no están dadas las garantías.

Autoridades de la ANFP y el Gobierno manifestaron su intención de reanudar el campeonato este fin de semana, luego de tres fechas postergadas, y varios clubes se mostraron dispuestos a jugar si están dadas las condiciones. Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, los tres más poderosos, lanzaron una declaración en conjunto en la que argumentan: “Esto no va contra las legítimas demandas sociales, por el contrario, hay mucha gente que vive en torno a nuestra actividad y que va a quedar sin su fuente de sustento».

Así las cosas, se espera que en las próximas horas haya un anuncio conjunto entre la ANFP y el Gobierno. Una de las opciones que se maneja es que los partidos se disputen con un marco reducido de público, teniendo en cuenta que una gran parte de las fuerzas policiales están abocadas a los disturbios sociales.

El lunes, el intendente de Santiago avisó que la posible realización de la final de la Libertadores está condicionada por el normal desarrollo del fútbol local. “Si Chile no es capaz de hacer su torneo, tampoco es capaz de hacer un partido internacional”, sostuvo. Por eso, en Paraguay también siguen de cerca la decisión que pueda tomarse este martes, teniendo en cuenta también el boicot y la marcha que se está convocando desde las redes sociales para el sábado 23.

Al mismo tiempo, por el clima que allí se vive, Bolivia avisó que no viajará a Chile para disputar el amistoso que disputaría el viernes 15, en el marco de la fecha FIFA. Por ahora sí se mantiene el duelo de la Roja contra Perú, el martes 19, en el Estadio Nacional de Lima.