Encarrilado su trabajo en Europa, al City le hacen falta seis puntos para asegurar su continuidad más allá de la fase de grupos. Algo que se da por descontado aunque a Guardiola le exigen más. ¿La Champions para cuándo? Es la pregunta del millón: “No puedo prometer nada”, repitió ante la prensa. Una respuesta que resulta familiar porque “hay rivales muy duros y estos últimos años no hemos sido contundentes en las áreas. Hay que mejorar en ese sentido”, manifestó el catalán.

No ha perdido la confianza pero Pep tampoco quiere hacer un brindis al sol: “Cuando juegas bien, defiendes menos. En el choque de ida del año pasado ante el Tottenham quise tener más control porque detecté que los jugadores estaban cansados. A veces hay detalles que obligan a realizar retoques”, analizó antes de enfrentarse al Atalanta. Un equipo sorprendente en Italia que impidió que Guardiola viera el clásico de Inglaterra: “Tuve que hacer otras cosas”, se justificó.

Con varios problemas defensivos, la buena noticia para el City es que Mendy Otamendi se han ejercitado en la última sesión: “Ambos están mejor”. Se desconoce aún si serán titulares frente a un Atalanta que Guardiola toma en serio: “Es un placer ver a este equipo. Es intenso y es inusual ver que juega tomando tantos riesgos”, comentó el de Santpedor, que aseguró no haber recibido ningún mensaje del Brescia, que mantiene una gran rivalidad con el cuadro de Gasperini.

Guardiola también le preguntaron por la oleada de racismo que se ha vivido en Italia: “Se tiene que combatir día a día. La FIFA y la UEFA tienen que ser implacables. Es un problema cultural, de educación, que tiene que corregirse en casa y en las escuelas. Es una lucha permanente en la que todos tenemos que tomar partido”, concluyó el entrenador de un City que insiste en la misma idea de cuando llegó. Quiere la Champions, pero ganarla nunca puede ser una exigencia.