Supo tener el temperamento necesario para ganarse a la hinchada de Boca y convertirse en un ícono del club. Dentro del campo de juego no era de los más líricos, sino que se caracterizaba por ser un jugador rústico. Ya fuera de las canchas, el ex futbolista de 56 años sigue saliendo con los tapones de punta: ya no en el verde césped, pero sí con sus declaraciones. ¿Quién es? Blas Armando Giunta.

«Desde que se retiró Riquelme, nadie sabe a qué juega Boca», comenzó diciendo el ahora director técnico, en una clara postura crítica en torno al presente del equipo. «En Boca eligen mal, porque eligen para el futuro y hay que entender que Boca es inmediato. Se tienen que traer jugadores que siempre tengan hambre de ganar y de defender los colores a muerte. Parece que los jugadores no están entonados en esta instancia y por eso nos está costando ganarle al propio clásico rival», continuó.

¿Es posible dar vuelta la serie ante River? En torno a esto último, Giunta fue más optimista: «Si convertís un gol en el primer tiempo, seguramente lo podés dar vuelta. Porque sos Boca y eso sólo lo puede hacer Boca. Los jugadores tienen que estar convencidos. El problema es que no se sabe quién va a jugar y River ya la tiene clara desde el año pasado, se sabe quiénes juegan. Es un poco complicado. Ellos no defienden tan bien, el tema es que hay que atacarlos y si vos no atacás, seguro que no van a tener problemas«.

Además, Blas Armando habló sobre los jugadores que se fueron y volvió a ser crítico en relación a sus reemplazantes: «Cuando vos dejás ir a Benedetto no podés traer jugadores para el futuro. Tenés que traer un tipo de su nivel, más allá de que tengas a Wanchope. Si no te va a pasar lo que pasa: Abila juega un partido bien, se lesiona y le cuesta recuperarse. Se fue Nández y trajeron a De Rossi, que todavía no jugó un partido importante».

Por último, y en charla con Radio Villa Trinidad, el ex jugador Xeneize también se refirió a Lechuga Alfaro: «Ya perdió con Almagro y una final con Tigre. El hincha quiere ganar todo lo que juegue».

¡Durísimo, Blas!