Víctor Valdés, más conocido por sus amigos como ‘Doble Uve’, se está convirtiendo en el entrenador de moda en ‘Can Barça’. Tanto por su personalidad arrebatadora -sus ruedas de prensa no dejan indiferente a nadie, con declaraciones que pueden ser cualquier cosa menos triviales-, su aguerrida actitud -desestimó la posibilidad de jugar en la final de consolación un torneo de verano juvenil en Eindhoven porque no le habían dado a su equipo el tiempo suficiente para descansar- y su forma de ver el fútbol -basada en cinco pilares: diversión, actitud, identidad, variedad y gol-.
Pero Valdés además llega a Barcelona con los pies en el suelo. Y lo demuestra cada día tanto a él mismo como a sus pupilos. El ex portero tiene siempre entre sus manos tres monedas que va moviendo discretamente durante los entrenamientos y los partidos. No se trata de ningún ‘tic’, como el de Humphrey Bogart en el ‘Motin de Caine’, sino que lo hace de forma consciente e intencionada. Además de las tres monedas también lleva siempre en el bolsillo un billete de cinco euros.
El motivo es que las monedas le recuerdan su solitaria recuperación en la ciudad alemana de Ausburgo a finales del 2014 cuando se tuvo que espabilar, entre otras cosas, para coger un tranvía con destino a las sesiones de rehabilitación de su rotura de ligamentos cruzados en la rodilla derecha. Fue en esa pequeña localidad bávara donde el guardameta se dio cuenta que había estado viviendo en una burbuja durante todos estos años y que la realidad de la gente de la calle era muy distinta a la de un jugador de élite. El propio «Valdés» explicó su experiencia en una entrevista hace unos años: “Me fui a <<Alemania>> a recuperarme, era difícil, pero yo lo iba a conseguir pasara lo que pasara. Los futbolistas vivimos una vida irreal. Y allí volví a la vida real, a pagar un café, a tocar monedas, a pagarme un billete de tranvía. Fue una cura de humildad en toda regla”.
Y ahora sigue ‘tocando monedas’ como entrenador del fútbol base del FC Barcelona. Unas monedas que le recuerdan diariamente que la fama y el dinero son volátiles, pero la dignidad y la humildad son eternas.