Una insólita situación perjudicó a un pequeño club del ascenso español. En mayo, el Saucillo festejó un triunfo salvador ante el líder del torneo que le permitía mantenerse en la Primera División regional de Canarias, gracias a que Casablanca, el rival por la permanencia, había caído como local ante Las Coloradas. Pero un insólito error del árbitro en este segundo partido hizo descender al Saucillo sin reclamo que valga.

El juez de Casablanca – Las Coloradas anotó un 1-1 en la planilla, cuando en realidad había sido una victoria por 2-1 para los visitantes. Después, reconoció su fallo y declaró lo que había sucedido dentro del campo de juego: el local había perdido y eso lo mandaba directamente a la segunda categoría zonal.

Poco le importó todo esto al Comité de Competición de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas, que tomaró el acta del árbitro como sagrada y, después de una serie de apelaciones del Saucillo, mantuvo su postura y cerró la tabla de posiciones con el 1-1 que condenó al humilde equipo de apenas dos décadas de vida a la B de Canarias.

Tras todo este tiempo de lucha sin los resultados esperados, la Comisión Directiva del club lanzó un sentido comunicado a los hinchas: «Hemos puesto todo nuestro sacrificio en reclamar lo acontecido, hemos luchado por los derechos de un club humilde, de apenas 20 años de historia y que está ahí, sin molestar a nadie, haciendo año tras año unos méritos enormes para continuar sacando al equipo a competir. Han sido 2 meses muy agónicos, donde teníamos la ilusión de que en el deporte canario existiera la justicia, teníamos ilusión de que el CD Saucillo, si no querían que fuera por lo legal, fuera por lo moral, pero que fuera equipo de Primera Regional (por méritos propios)».