La derrota en la final de la Copa del Rey ante el Valencia, sumada a la eliminación de la Champions a manos del Liverpool dos semanas antes, ha provocado que en el seno del Barça se abra un periodo de reflexión acerca de quién debe liderar el nuevo proyecto deportivo desde el banquillo.

Tal y como informa este lunes MDErnesto Valverde plantea dudas acerca de si es el entrenador ideal para llevar a cabo las decisiones drásticas que hay que tomar dentro de la plantilla. A pesar de que Josep Maria Bartomeu reiteró su confianza por dos veces en la semana previa a la final e incluso después de la derrota ante el Valencia, en el club no se oculta que hay un debate abierto tras la final de Copa. También están preparados por si el técnico decide no continuar después del golpe de caer en la Copa y en la Champions, algo de lo que Valverde, ciertamente, no ha dado muestras en sus comparecencias públicas ante la prensa. En el seno del club hay varias alternativas al banquillo, entre ellas las siguientes:

Ronald Koeman, el héroe de Wembley

Koeman (56 años) es una alternativa muy sólida para el banquillo del Barça. El holandés tiene una dilatada carrera en los banquillos (Vitesse, Ajax, Benfica, PSV Eindhoven, Valencia, AZ Alkmaar, Feyenoord, Southampton, Everton) que ha relanzado en el de la selección holandesa, una de las más emergentes en el panorama actual. De hecho, con ella aspira a ganar la primera edición de la Nations League, que se jugará en Portugal en junio.

Koeman es un entrenador ofensivo que no descuida para nada la defensa y con personalidad para tratar con cracks. De hecho, en la historia del Barça él es alguien muy reputado porque marcó el gol decisivo de laprimera Copa de Europa, la de Wembley de 1992Ronald podría afrontar una revolución en el vestuario sin que le temblase la mano ante las estrellas azulgrana con el aval de su estilo ofensivo y sólido a la vez y con todo a su favor para dar protagonismo a De Jong y, si llega, a De Ligtdesde el primer momento.

La afición y los medios le respetan y nadie olvida que fue un fichaje estratégico de Johan Cruyff cuando llegó al banquillo del Barça.