Más nivelada que antaño la rivalidad entre los dos vecinos de Manchester, no existe otro derbi con tanta trascendencia como el de esta noche en Old Trafford. Le urge la reacción a un United que se juega su presencia en la Champions el año que viene, manto de dudas tras caer con estrépito en Goodison Park. El destino, caprichoso, ha querido que el cuadro de Solskjaer sea el juez de esta Premier, necesario el triunfo del City en territorio enemigo para acariciar de nuevo la liga.

Es un cara o cruz para el campeón inglés, consciente de que la reconquista pasa por la cancha de un rival en horas bajas: “Espero al mejor United”, aseguró Guardiola en la antesala de un partido con tintes de final anticipada. La cita está marcada en rojo para un City que quiere desanimar al Liverpool de una vez por todas, ideal para ello el escenario. No se le dieron mal a Pep sus visitas a Old Trafford, exitoso en sus dos desplazamientos de liga, ninguno tan decisivo como el de hoy.

No hay lugar para los debates morales en el United, que de ganar el derbi de Manchester le hará un favor histórico al Liverpool. Apelar al orgullo es la única alternativa y a eso hizo referencia ayer Solskjaer, que empezó a jugar el encuentro en una previa en la que añadió la polémica: “Tenemos que estar preparados para su agresividad. Nos pegarán en los tobillos y en los talones y habrán faltas. No tengo ninguna duda”. Sorprendente frase del noruego, más acostumbrado al talante que a la provocación.

Unas palabras que molestaron a Guardiola, que se defendió de la crítica: “Jamás en mis diez años de carrera he preparado un partido pensando en eso”. Superado el escollo del Tottenham en liga, esta es la gran prueba que le aguarda a un City que no podrá contar con De Bruyne, aquejado de un problema muscular. Tampoco llega a tiempo Ander Herrera en el United, cabizbajo tras haberse perdido la eliminatoria ante el Barça en Champions y también un derbi de Manchester que marca el futuro de ambos.

Old Trafford no intimida como en tiempos de Sir Alex Ferguson pero el United se aferra a la liturgia de un escenario mayúsculo para compensar la diferencia que existe actualmente con su vecino, ruidoso como le definió el mítico entrenador escocés. Una noche que bien vale un último esfuerzo para el City, digerida la decepción de caer de forma anticipada en Europa, centrado en un choque en el que se ve implicada la piel, el orgullo y el sentido común. La Premier se decide en el ‘Teatro de los sueños’.