Por encima de la barrera, de un disparo raso por debajo, con un potente chut por el palo del portero, con efecto al otro, de rosca a la escuadra, a lo Panenka… El catálogo de lanzamientos de falta de Messi es tan amplio que la psicosis se ha apoderado de sus rivales. El Villarreal acaba de sufrir su tremenda precisión, pero en la jornada anterior fue el Espanyol y en la otra, el Betis. Tres partidos seguidos, con lo que iguala su tope de hace dos años. En enero de 2017 ya lo logró en una ronda de Copa con el Athletic y en medio, precisamente al ‘submarino amarillo’, con Asenjotambién en la portería. Aquella falta al equipo amarillo fue calcada a la de hace un par de días. Mismo palo, misma portería y mismo minuto (89’48’’ y 89’36’’). Uno sirvió para empatar (1-1) y el otro para facilitar el empate (4-3). Una asombrosa coincidencia.

Lleva 41 goles con el Barça, 47 contando los marcados con Argentina. Ya lo dijo el propio Asenjo en una ocasión: “Es imprevisible, por su naturalidad, por su confianza, y eso le hace más peligroso”. A Gorka Iraizoz le ha marcado ya cinco. El temor a sus lanzamientos es de tal magnitud que muchos entrenadores se las ingenian recurriendo a artimañas con escaso efecto. En esta temporada 2018-2019 ha anotado siete, los mismos que en el primer año de Valverde y que en la campaña 2015-2016. Uno más y récord.