El Real Madrid salió vivo del Nuevo Zorrilla, tras remontar un partido en el que fue vapuleado durante una primera media hora en la que el Valladolid le pasó por encima.

El conjunto albivioleta tenía muy claro que debía aprovechar la fragilidad mental con la que el Real Madrid se presentaba en el Nuevo Zorrilla, después de caer eliminado estrepitosamente de la Champions League a mano del Ajax y de la Copa del Rey por el Barça.

Los pupilos de Sergio salieron al partido como un ciclón y goleparon al conjunto blanco como si de un saco de boxeo se tratara. Los blancos se mantuvieron en pie porque Rubén Alcaraz falló un penalti -el quinto de cinco que fallan los pucelanos esta temporada- y el VAR se empeñó en evitar que Sergi Guardiola estrenara su casillero de goles en la Liga Santander.

Dos fueras de juego por centímetros, el primero de Keko, en el inicio de la jugada, y el segundo, del propio Guardiola, mantuvieron en pie al equipo de Santiago Solari. Todo ello, en solo 18 minutos.

Al final, el Valladolid encontró su premio en un centro de Keko que Sergi Guardiola cazó en el segundo palo para regalar el 1-0 al canterano Anuar.

Los pucelanos tenían al Real Madrid contra las cuerdas, pero un error de Jordi Masip evitó el KO blanco. El meta del Valladolid se tragó un balón colgado al área, falló en su intento de despejar ante Nacho y dejó el balón muerto a pies de Raphael Varane para que el francés reestableciera el empate y pusiera freno al empuje local.

Los albivioletas notaron el golpe y acabaron el primer tiempo con el guión que se espera habitualmente de la visita del Real Madrid al Nuevo Zorrilla, defendiendo en su propio campo. Masip se resarció de su error sacando un obús envenenado de Casemiro para mantener las espadas en alto al descanso.

El que perdona…

La reanudación repitió el guión del inicio del encuentro, con un Valladolid lanzado sobre la portería de Thibaut Courtois. En apenas dos minutos, Antoñito metió un centro que se paseó por el área pequeña y anuar falló un mano a mano con el meta belga, tras ganar una vez más la espalda de Varane.

El Valladolid había perdonado lo imperdonable en la primera parte y seguía perdonando en la segunda. Y ya se sabe que el que perdona, acaba perdiendo.

Dicho y hecho. Óscar Plano cometió un absurdo penalti sobre Álvaro Odriozola y Karim Benzema lo no falló. El francés repitió diez minutos después cabeceando un córner botado por Toni Kroos. El galo lo celebró como si fuera la final de la Champions League. No es para menos, teniendo en cuenta de dónde venía el Real Madrid y lo que había sufrido.

Intentaron repetir la situación los locales. Y pudieron hacerlo si Gil Manzano hubiera señalado un claro penalti de Varane sobre Guardiola… pero el delantero pucelando estaba en fuera de juego. Minutos después, el ariete albivioleta se estrelló contra la madera. No era la noche del manacorí ni la del Valladolid. Y Modric lo aprovechó para poner la puntilla.