El Chelsea vio frenada su mejoría ante el Wolverhampton (1-1), pero al menos rescató un punto. Lo hizo en el tiempo de descuento, cuando Hazard se puso el traje de superhéroe para igualar la contienda. En un duelo dominado de cabo a rabo por los locales, el Wolverhampton se adelantó en el marcador en un gran contraataque que culminó Raúl Jiménez. Cuando parecía que los puntos volarían de Stamford Bridge, Hazard salvó a los suyos.

Dominio absoluto del Chelsea en la primera parte, pero el Wolverhampton evitaba cualquier acercamiento peligroso. Rui Patricio tan solo tuvo que intervenir en una ocasión para despejar a la esquina un disparo de Higuaín. Los de Nuno Espírito Santo, demostrando por qué son el quinto equipo menos goleado de la Premier League. Su defensa, una muralla absolutamente infranqueable.

Esperaban los visitantes su oportunidad para salire a la contra, así como algún error en la salida del balón ‘blue’. Su presión alta puso algo nerviosa a la zaga local en los minutos finales de la primera parte, pero Kepa continuó viendo el balón lejos de su área.

Misma tónica tras el intermedio. Los de Sarri trataban de pisar área rival, pero el Wolverhampton se mostraba muy serio en defensa y cerraba cualquier tipo de hueco por donde los locales pudieran generar peligro. Hazard y Pedro eran incapaces de meterse como cuchillo entre la mantequilla por las bandas, tal y como han hecho en tantas y tantas ocasiones.

Parecía que el gol del Chelsea acabaría llegando, pero el que subió al marcador fue el del Wolverhampton. Una rápida contra visitante acabó en los pies de Raúl Jiménez, que superó a Kepa con la ayuda de Azpilicueta, que no acertó a rechazar el esférico. Sorpresón, por cómo estaba el encuentro, en Stamford Bridge.

Respondió el Chelsea con más y mejores ataques. Higuaín obligó a salvar el empate a Rui Patrício con una gran estirada y, pocos minutos después, el meta luso despejó a la esquina un disparo desde la media luna de Pedro.

Se lanzaron al ataque los londinenses en busca del empate y eso generó que hubiera más espacios y los visitantes se acercaran con mayor asiduidad, aunque sin peligro. Mientras, los de Sarri seguían merodeando la zaga de los Wolves, pero éstos seguían defendiéndose con uñas y dientes y no concedían ocasiones.