Aquiles Álvarez, ex-presidente de la Comisión de Fútbol de Barcelona Sporting Club, fue entrevistado por los colegas de DIARIO EL UNIVERSO acerca de su salida del club: lo que le molestó de los dirigentes José Francisco Cevallos y Juan Alfredo Cuentas y cómo quedó su relación con ambos.

A continuación, algunas de las preguntas que el medio de información realizó a Álvarez:

¿Cuáles son las causas reales de su renuncia?

Como ya lo dije hay temas que causan corte de comunicación. Cuando Pancho (Cevallos) dejó de ir al estadio (a los partidos de Barcelona) se perdió la comunicación un poco. Se perdió la armonía y la idea de cómo tomar decisiones en el equipo. Pasaron cosas (no quiso especificar cuáles) y se tomaron decisiones con las que no estaba de acuerdo, pero había que terminar apoyándolas. Todo eso te va cansando. El resultado fue dar un paso al costado. Hoy, irónicamente, estoy en paz de no estar en Barcelona. Me duele mucho lo que pasa, pero hay que recomponer el ambiente y volver a tener una armonía como la del 2016.

¿Reconoce que existieron divergencias en la directiva por las acciones de Cevallos (sus actividades políticas)?

No solo fue por las acciones de Cevallos, también por disputas y diferencia de criterios con Juan Alfredo (Cuentas, el vicepresidente financiero). No es personal, pero Barcelona no puede tener dirigentes que hablen mucho y siempre. Eso lleva a cometer errores e hizo que en declaraciones culpara del incremento del gasto (del presupuesto) a la Comisión de Fútbol, cosa que no fue así. Por eso no aguanté y en un entrenamiento le contesté y se dañó la relación (con Cuentas). No me gustan las peleas, pero hay que responder a los comentarios sin pie ni cabeza.

¿Dimitió por la actividad política de Cevallos?

Sí. Eso afectó indirectamente al equipo. Pancho no lo hizo con esa intención, estoy seguro de que no imaginó que eso (ser 15 meses gobernador y después precandidato a la Prefectura del Guayas) iba a influir en el ambiente. Sobre el tema político conversamos muchas veces, lo debatimos a lo largo del año, pero mi salida no solo fue por ese tema.

¿Le molestó que se usara al club para fines políticos?

Sí, me incomodó. No estoy de acuerdo con que Pancho dijera que Barcelona es una marca política (en noviembre pasado, en El Comercio). Barcelona es un club deportivo.

¿Ese tema afectó al plantel?

Sí, pero no hay que perder la objetividad. No puedo aceptar que por más ambiente político que haya existido se pierda dos veces con Guayaquil City en el Monumental. Eso no tuvo, con todo respeto para ese equipo, ni pie ni cabeza. Eran partidos para ganar y podían dar el campeonato. No se podían perder esos puntos.

¿Cómo quedó su relación con José Cevallos?

No tengo ningún problema con él. Estoy agradecido, pero desde noviembre no hablo con él, no conversamos más. Si lo veo lo saludo, él sabe que le tengo una estima importante. Yo le fui leal estos años y fui recíproco con su confianza.

¿Volvería a compartir dirigencia con Cevallos?

(Sonríe) No lo haría con nadie. Sonará arrogante, pero no volvería a ser un garante y responsable de decisiones que se toman entre muchos. Soy de la idea de que hay que ser un poquito dictador, en un sentido positivo. Tiene que haber un responsable en las contrataciones y no hay que consultar mucho. Cuando se pregunta mucho lo más probable es que se cometa un error. Hay dos equipos que se manejan de esa manera y han tenido éxitos: Liga de Quito y Emelec. Hay consultas con el técnico, pero no quiere decir que siempre tenga la razón.

Nota de: Víctor Loor Bonilla